Miércoles, 03 de Julio de 2024 Cielo claro 9.6 °C cielo claro
 
Lunes, 11 de Octubre de 2021 Cielo claro 9.6 °C cielo claro
 
Dólar BNA: $954
Dólar Blue: $1315
Columnistas

Qué lejos estamos, de nosotros mismos

Imagen de la columna de Alejo Álvarez Tolosa "Qué lejos estamos de nosotros mismos".

Después de la tempestad, no viene la calma; después de la tempestad, si no pensamos con  urgencia y honestidad, lo que asoma, o a lo que nos asomamos, es al abismo. Es complejo, es verdad, pero no por ello un justificativo para no hacerlo. En cualquier caso, lo prudente nunca nos lleva del otro lado de la raya, o sea, del abismo, y retroceder siempre es una buena opción: uno puede desandar lo andado, aunque no volver atrás. Por eso: si algo nos ha enseñado aquel viejo aforismo que dice que los árboles no nos dejan ver el bosque, es que entonces el único paso lógico, que más que hacia adelante o hacia atrás, es hacia el costado, es el de la duda. Es la certeza la que nos convierte en bestias, o lo mismo, en fanáticos; e inversamente, son los interrogantes los que nos reconcilian con los demás y, sobre todo, con la verdad. Ya lo sabemos: si le sacamos un árbol al bosque, nadie lo notará; si le sacamos todos, tampoco. 

Si algo dicta la historia es que todo lo que se agrupa acaba amontonándose, y todo lo que se amontona, para bien o para mal, termina corrompiendo la capacidad natural y singular de cada individuo. Pero: ¿No pueden las dudas también agruparse en pequeños y facinerosos ejércitos sin armas, igual que un árbol atiborrado de frutos prohibidos? La clave está, podría estar, en separar, en segmentar. En discernir qué parte pertenece al problema, y cuál, a la solución, y después sacudirlo todo, y volverlo a armar. No es fácil. Nada que valga la pena lo es. He ahí el meollo: el viejo y funesto cuento de la libertad individual, lo único que hace es fulminar aquél honesto afán de la libertad colectiva. Y el inútil intento de alcanzar esa ilusión, casi por deliberada inercia barre, incluso, con cada uno y cada una per se, igual que una ola plancha la arena sobre la que regresa al mar, sin importarle los castillos, los imperios, o las frases que alguien trazó. Ya lo escribió Paul Auster: el que confía en imbéciles, siempre acaba convirtiéndose en uno. Y también Groucho Marx: él puede parecer un idiota y actuar como un idiota, pero no se deje usted engañar, es realmente un idiota. 

La tempestad se parece demasiado a mirar para atrás; ese lugar en donde lo único que habita es la sombra como frontera repetitiva, lo mismo que una epanadiplosis reprimida y gastada que esconde la falsa ilusión de liberación y novedad. Después de la tempestad, no viene la calma, sino el estupor; ese mecanismo perfectamente aceitado para inmovilizarnos, para hacernos creer que estar de pié es lo mismo a no haber caído. Qué lejos estamos, de nosotros mismos, cuando la inercia nos lleva al lugar equivocado, cuando nos basta con que nos una el espanto, cuando buscando la salida, nos metemos en un armario. La expectativa es, al final del día, el lunes de la realidad.

Foto: @phticocid.

Está pasando
Policiales
La jueza a cargo del caso ordenó analizar toallas con restos de sangre para cotejarlas con el ADN de los padres de Loan y así establecer si se trata de sangre del niño.
Política
Diputados comenzaron a debatir la "Ley Conan" para subir las penas actuales vigentes en la ley de Maltrato Animal. Además, se incorporan multas.