La inflación es un fenómeno complejo en el que participa una multiplicidad de factores productivos y sociales, al que muchas veces en el nivel más rudimentario de discusión se le reduce al resultado de un simple determinismo lineal: cuando hay emisión, hay inflación.
La realidad, sin embargo, desmiente una y otra vez este supuesto que, en algunos círculos, se repite como un mantra. Porque si algo ha caracterizado a la gestión de Javier Milei y su ministro de Economía, Luis Caputo, es la sostenida política de emisión monetaria con la que han tratado de mantener la economía a flote en medio de una profunda recesión inducida.
Según los datos del Banco Central, para el 15 de diciembre de 2023, había 9.920 millones de billetes circulantes en el país. Casi seis meses después, para el 31 de mayo, esa cantidad se había incrementado a 11.537,5 millones, es decir, un 16,3% más.
El valor nominal de la base monetaria en circulación, en tanto, se incrementó un 83% desde la misma fecha hasta el 24 de junio. Pasó de 9.770.222 billones de pesos a 17.940.751.
La inflación, en tanto, ha ido desacelerando sostenidamente según los datos oficiales y de la consultoría. Aunque esté todo mucho más caro...