El Gobierno volvió a patear el aumento previsto en las tarifas de luz y gas, medida que también aplicará sobre el impuesto a los combustibles (ICL). Si bien habrá más presión en los precios para los consumidores en el futuro, a corto plazo representa un alivio económico.
Desde el Gobierno no quieren poner en riesgo la desaceleración de la inflación que podría haberse interrumpido en junio, por lo que avanzarán en la postergación de aumentos en rubros sensibles para los consumidores.
En el caso de los combustibles, el impuesto iba a actualizarse un 115% y el impacto en el surtidor iba a llegar al 18% en la Ciudad de Buenos Aires.
La medida se va a hacer oficial en las próximas horas con la publicación de un decreto en el que diferirá el incremento del ICL pautado para el próximo lunes, al igual que sucedió en mayo y junio.
Caputo tomó la decisión para asegurar la continuación de la reducción de la inflación. El superávit fiscal alcanzado hasta mayo y la probabilidad de que se aprueben en el Congreso leyes que aumentarán la recaudación (Ley de Bases y paquete fiscal) brindan más margen de maniobra al Ministerio de Hacienda.
Si los proyectos del gobierno se retrasan o no son aprobados, se contempla compensar con ajustes adicionales, como aumentos mayores en el Impuesto a las Ganancias según lo acordado con el FMI por el Ministerio de Economía.