En diciembre del año pasado, Coco fue rescatado de una casa del barrio de Belgrano, donde lo mantenían encerrado en un placard. La justicia declaró a este mono carayá como “sujeto de derecho” y hoy disfruta de una nueva vida en Córdoba.

De pequeño, Coco fue probablemente robado de la selva. Cuando lo rescataron del encierro, tenía sus huesos triturados y sus colmillos extraídos, prácticas normales que sufren estos animales víctimas del tráfico ilegal y destinados a ser mascotas.

Sus captores, que lo mantuvieron encerrado, fueron acusados por maltrato animal y tráfico de fauna silvestre, aunque en ninguna de estas acusaciones prevé la pena de prisión. Y hoy,  gracias a que la justicia lo declaró como “sujeto de derecho”, Coco es libre.

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El mono rescatado vive con Isabel de Estrada, presidenta de la Fundación Zorba, después de que otra resolución judicial le entregara su tenencia. Disfruta de comer mango y rúcula, de estar bajo sol, de jugar con su perra amiga Condesa y de descansar en un lugar tranquilo.

Según explicó Isabel de Estrada en el diario La Nación, Coco pasea entre margaritas y salvias. Por su pequeño tamaño y porque tiene las defensas bajas, sólo puede treparse sobre las raíces de los ombúes que sobresalen del piso. Además, recibe el tratamiento de una veterinaria y fisioterapista.

En definitiva, la vida de este pequeño “sujeto de derecho” dio un giro radical. De estar encerrado en un armario y de sufrir el maltrato, a vivir plenamente en la provincia de Córdoba.