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Columnistas

Cuál es el verdadero origen del Día Internacional de las Mujeres

Día de las Mujeres
Por AAIHMEG

¿Un incendio en una fábrica textil en Nueva York? ¿Así comenzó todo? En esta nota nos ocupamos no sólo de revisar el mito fundacional del Día Internacional de las Mujeres sino también de explorar las disputas para que fuera ese y no otro el acontecimiento a recordar. ¿Cuáles fueron los motivos, los intereses políticos? ¿Qué sujetos y qué luchas quedaron tras bambalinas al definirse contornos precisos de una efeméride? Bienvenidos y bienvenidas a una historia global conectada en la que se entrelazan las andanzas de costureras y sufragistas norteamericanas, revoltosas rusas, socialistas reunidas en Dinamarca y mucho más.

Cada 8 de marzo se activa un sentimiento de hermandad feminista internacional, que además de conectarnos con luchas contemporáneas a lo largo y ancho del globo, nos vuelve herederas de una rica tradición histórica de pioneras que nos precedieron. Sin embargo, a la hora de responder a la pregunta por el origen de la efeméride, hasta la más aguerrida y formada militante empieza a balbucear.

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Y se hace difícil entender qué es lo que tendrán que ver un incendio de una fábrica textil, una huelga de obreras, la lucha por el sufragio femenino, las andanzas de la socialista alemana Clara Zetkin y hasta la Revolución Rusa en el pasado del 8M. Vamos a mirar las costuras de la fabricación del mito y en las disputas para hacer que un relato histórico en particular salga victorioso cuando nos preguntan qué pasó el 8M. Empezamos.

El incendio de la Triangle Shirtwaist Company

Este es uno de los orígenes favoritos: el 8 de marzo de 1857, luego de una intensa huelga en reclamo de mejores condiciones laborales, centenares de obreras habrían sido brutalmente asesinadas, en el incendio de la fábrica en la que se encontraban, provocado por sus dueños. Las historiadoras que reconstruyeron el episodio llegaron a la conclusión de que a) existió el incendio y b) hubo una huelga. Pero ni ocurrieron juntas, ni en 1857, ni un 8 de marzo.  El incendio tuvo lugar el 25 de marzo de 1911 y acabó con la vida de 146 trabajadores, en su mayoría mujeres. La huelga fue previa, hacia septiembre de 1909. Se inició en la Triangle Shirtwaist y reunió la adhesión de alrededor de 40 mil trabajadorxs de la confección en Nueva York por el lapso de 13 semanas. No fue una huelga victoriosa, pero mostró la capacidad de coordinación y perseverancia de las obreras de la ciudad. ¿Qué significados de aquel origen pervivieron? No siempre en el mito se menciona la huelga que precedió al incendio. Tal vez haya ahí una disputa conocida: cómo lograr que no sea el status de víctima lo único que se diga de nosotras. Y recordar mejor –o también- que juntas es posible sostener una huelga de casi 100 días.

Un Woman’s Day sufragista

Contar la historia de este otro hito del día de las mujeres requiere conectar unos cuantos puntos del hemisferio norte que muestran sólidas redes internacionalistas a comienzos de siglo XX. En agosto de 1907 tuvo lugar en Stuttgart la I Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas. Allí, Clara Zetkin argumentó la importancia de acompañar la lucha por el sufragio femenino en todo el mundo. En mayo del año siguiente, militantes socialistas de Estados Unidos hicieron suya la iniciativa de Zetkin y definieron el último domingo de febrero para realizar un gran Woman's Day con actos para difundir la causa de las sufragistas socialistas. El éxito fue tal que se decidió repetir la iniciativa en 1908. La propia Zetkin se hizo eco del suceso y redobló la apuesta. En la II Conferencia Internacional, esta vez en Copenhague en 1910, presentó la moción de organizar la celebración de un Día Internacional de la Mujer para amplificar la lucha por el derecho al sufragio femenino. ¿Un 8 de marzo? Bueno, tampoco: ese año y los siguientes fue variando de país a país entre el 19, el 12 y el 2 de marzo.

Un 8M que desembocó en Revolución

El Día Internacional de la Mujer que sí cayó un 8 de marzo fue uno que aconteció en 1917, en Petrogrado. Claro que el calendario juliano vigente en la Rusia zarista marcaba para aquellas mujeres el 23 de febrero, así que hasta el primer 8M del que tenemos noticia documentada podría ser puesto en cuestión por quienes anden en búsqueda de efemérides precisas. Aquí se combinaron dos procesos históricos en simultáneo: las reuniones anuales de mujeres socialistas de Rusia, que tenían lugar a fines de febrero desde 1913, y el malestar generalizado en relación a la carestía de alimentos y a la participación rusa en la I Guerra Mundial.

El Día Internacional de la Mujer que sí cayó un 8 de marzo fue uno que aconteció en 1917, en Petrogrado.

Masivas protestas protagonizadas por mujeres aquel 8M (¿o 23F?) llevaron a la caída del Zar, a la Revolución de Febrero y luego a la más famosa Revolución de Octubre. La participación de una de las más destacadas lideresas de la insurrección popular, la bolchevique Alexandra Kollontai en el Zhenotdel –una suerte de ministerio de género de aquel entonces- fue prueba del compromiso feminista en los inicios de la revolución.

Escribir y re-escribir la historia

La del 8M es un ejemplo perfecto de cómo el pasado es un territorio en disputa y de que los borramientos y apropiaciones nunca son inocentes. La historiadora española Isabel Álvarez González nos cuenta que quedó poco de esa marca insurrecta de origen, un poco por obra del estalinismo que buscó enaltecer a las rusas solo en su calidad de madres; otro poco porque tras la II Guerra, de la mano de la recién creada ONU, el 8 de marzo se impuso como día para recordar la labor de mujeres en la consecución de la paz mundial. También porque puede que -Guerra Fría de por medio- resultara más digerible en Estados Unidos la conmemoración de un incendio en una fábrica textil que los actos masivos de las socialistas de comienzos de siglo XX. En cualquier caso, lo lindo de un recuerdo es cómo brilla en un instante de peligro. Años después, el feminismo de la Segunda Ola de los ’60 y ’70 iba a tomar en sus manos la fecha para convertirla, de nuevo, en un día de lucha. Pero esa es otra historia…

Texto de Gabriela Mitidieri, historiadora feminista (UBA) e integrante de la Asociación Argentina para la Investigación en Historia de las Mujeres y Estudios de Género.