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Columnistas

“Llegar al verano” con nuestros propios cuerpos

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Por Feminacida

Llega el verano y pueden cambiar los planes, destinos y compañías para disfrutar las vacaciones pero hay una constante que no falla. Todos los años, cuando empieza el calor, los paisajes de playa y pileta y la ropa liviana, los cuerpos de las mujeres parecen convertirse en el centro de atención y opinólogos y comentaristas hacen de esa temática el eje del mundo. ¿Cómo tapar las “imperfecciones” en malla? ¿Qué bikini elegir según tu cuerpo? ¿Qué consejo “fit” usar para balancear los añorados churros con dulce de leche de las tardes?

Desde que los medios de comunicación existen, para esta época del año venden fórmulas mágicas para encajar en estereotipos imposibles: dietas extremas, rutinas de ejercicios y cremas y tratamientos que supuestamente son la llave de la felicidad para disfrutar del verano. Sí, todavía algunxs se comen el cuento de Como si tuviera 30 y creen que para tener una vida próspera hay que ser flaca, delgada, blanca, exitosa y tener un príncipe azul.
Casi desde que existimos en esta Tierra, el discurso hegemónico y las presiones de belleza, sobre todo hacia las identidades feminizadas, nos hicieron creer que hay cuerpos válidos y no válidos. Y si los medios ya venían haciendo de las suyas para lucrar con el negocio de la belleza, las redes sociales lo potenciaron.

Filtros, programas de edición y apps para modificar las imágenes de manera relativamente sencilla y accesible se volvieron moneda corriente y el mandato fit cotiza en bolsa entre influencers.

Casi desde que existimos en esta Tierra, el discurso hegemónico y las presiones de belleza, sobre todo hacia las identidades feminizadas, nos hicieron creer que hay cuerpos válidos y no válidos.

¿Cómo se explica que sólo el 5% de las mujeres argentinas se sientan cómodas con sus cuerpos y que, en cambio, el 56% considere que tiene que bajar de peso, de acuerdo a estadísticas de la organización Any Body Argentina? El bombardeo constante de imágenes irreales desde chicas tiene muchísimas consecuencias, como la distorsión de la propia imagen que puede y suele llevar a tomar acciones dañinas tanto física como mentalmente.

Son pocas las personas que evitaron meterse a la pileta -o vieron a alguien que lo hiciera- por vergüenza o miedo a la mirada externa. Muchxs, incluso, terminan saliendo más tapadxs en los días de altísimas temperaturas para no mostrar tanto el cuerpo (¡Ahí una idea para los medios! ¿Por qué no hablar de las causas e impactos del cambio climático en lugar de quemarles el bocho a las mujeres con sus opiniones?).

Hacerle frente a los mandatos

En sus redes sociales, Agustina Caballeiro, más conocida como @onlinemami_ en Instagram y activista Body Positive, inició una campaña para repensar las exigencias y violencias hacia los cuerpos gordos en verano. “Mostrar piel, usar musculosas y vestidos parece estar permitido solamente para los más hegemónicos y si nos animamos a romper esa regla el castigo que nos toca es la mirada inquisidora del otro. Nos enseñaron que porque nuestro cuerpo ocupa más espacio tenemos que taparlo por más que hagan 40 grados a la sombra ¿Hasta cuándo? ¿Hasta cuándo vamos a sufrir físicamente porque internalizamos esa regla sutil de que está prohibido sentirnos cómodxs y frescxs?”, escribió en una publicación.

Como ella, cada vez más militantes de la diversidad corporal vienen trabajando para desarmar estos discursos tan arraigados como dañinos.

El colectivo Mujeres Que No Fueron Tapa inauguró la temporada con una actividad que fue un éxito: Hermana Soltá La Panza. Desde el equipo proponían que mujeres les enviaran fotos de sus panzas con rollos, estrías, flacidez y cicatrices para hacerle frente al mandato de “meter la panza” y llegar flacas y esculturales al verano.

Mostrar piel, usar musculosas y vestidos parece estar permitido solamente para los más hegemónicos.

En la misma línea, Brenda Mato, activista de la diversidad corporal que hace años viene trabajando en estos temas, también compartió una reflexión en torno a la temática.

“Mientras vos sufrís por todos esos ‘defectos’ y no disfrutas de tu tiempo libre y vacaciones porque invertís todo en ‘mejorar’, todos esos que te hicieron creer que tenías ‘defectos’ usan tu dinero para irse de vacaciones y disfrutar de todo eso que vos te dicen que no podés. El verano no es un premio o un privilegio para unos pocos, el verano es tuyo, es mío, es nuestro”, señaló Mato. Desde el colectivo Bellamente, por su parte, invitaron a sumarse al hashtag #VeranoSinFiltros para visibilizar las diferencias entre lo que se muestra en redes y la realidad.

La construcción de ideales inalcanzables con retoques de fotos, filtros y hasta cirugías tiene un impacto muy grave en la autopercepción, autoestima e inseguridades de las identidades feminizadas.

Sin ir más lejos, una investigación realizada por Bellamente encontró que el 68% de las mujeres usa filtros o aplicaciones para editar fotos antes de postearlas y el 86% se sintió mal con su cuerpo después de ver una publicación en Instagram.

Todos esos que te hicieron creer que tenías ‘defectos’ usan tu dinero para irse de vacaciones y disfrutar de todo eso que vos te dicen que no podés.

Hay tantos cuerpos como personas en el mundo y no necesitás gastar tiempo, plata o energía en modificar el tuyo para llegar al verano: ya estabas acá y ya no nos bancamos que nos digan qué personas son aptas para disfrutarlo.

Que tu objetivo este 2022 no sea pasar hambre y matarte en el gimnasio sólo para encajar en los estereotipos de belleza. Mejor cuestionar los mandatos sociales y dejar atrás los modelos que promueven la cultura de la delgadez.

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Antes de dudar de ponerse una malla y meterse a la pileta, es preferible recordar que eso que aparece en redes y revistas son imágenes construidas digitalmente que no sólo no se pueden alcanzar sino que, además, no van a dar la felicidad que prometen.