Casi 80 años más tarde, un equipo especializado en casos sin resolver liderado por un ex agente del FBI concluyó que habría sido un escribano quien develó el esconditede Ana Frank en agosto de 1944 para proteger a su familia de los nazis.
Uno de los grandes misterios de la Segunda Guerra Mundial fue resuelto gracias a una nota transcripta en 1946 por Otto Frank, padre de Ana, mientras hacía sus propias indagaciones sobre el destino de su familia.
El delator del escondite secreto de la joven alemana y su familia habría sido un escribano judío llamado Arnold van den Bergh.
En la misma se le informaba que los datos del escondite “fueron reportados la Jüdische Auswanderung (oficina de emigración judía) por A. van den Bergh", quien "vivía cerca del parque Vondelpark, en Ámsterdam" y quien habría confeccionado una lista de direcciones para ese organismo”.
Así se señala como el delator del escondite secreto de la joven alemana y su familia a Arnold van den Bergh, un importante abogado de la comunidad judía de Ámsterdam, quien había dado la información para proteger, sin éxito, a su propia familia de los nazis.
El descubrimiento se dio durante el proceso de escritura del libro "La traición de Ana Frank", de la canadiense Rosemay Sullivan y fue dirigida por un ex agente del FBI, aunque fueron ellos mismos quienes afirmaron que no están "100%seguros" de esta hipótesis.
“Hemos investigado 30 sospechosos en 20 escenarios diferentes, lo que nos deja con un escenario al que nos gusta referirnos como el más probable -explicó el cineasta Thijs Bayens quien trabajo en la investigación que demoró seis años.
