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Columnistas

El inesperado año de Messi

Messi Balón de Oro

“Messi” y “año inolvidable” en una misma oración es parte de la rutina, pero sin dudas este ha sido el más inesperado de la época dorada de su carrera. Si el 2005 fue el año de su descubrimiento para el público argentino o el 2009 el aviso del dominio que se venía, 2021 fue el de saldar su gran cuenta pendiente y el de la separación deportiva más triste. Todo eso como combustible para un 2022 cuyo norte espera tenerlo el 18 de diciembre en la ciudad de Lusail, Qatar comandando a la Scaloneta al título que se le niega hace cuatro mundiales.

Cada junio de competencia de selecciones lo tiene festejando su cumpleaños rodeado de sus compañeros. En la previa del partido contra Bolivia por el cierre de la zona de grupos de la Copa América, fue sorprendido por sus compañeros, que entraron a su cuarto con regalos “terrenales” para alguien que en 2020 ganó un global de alrededor de 100 millones de dólares. Un bidón de agua bendita, un pote de dulce de leche, un paquete de yerba, un perfume, una gorra y botellas de vino. En ese clima de viaje de egresados se cocinó el golpe del Maracaná.

A diferencia de lo que vivió durante gran parte de su carrera, en sus últimos dos años se invirtió la carga: en Barcelona sufre y en el seleccionado encuentra un bálsamo. Con el club catalán tuvo una primera mitad de año oscilante, como venía pasando desde 2018. Si bien ese año y el siguiente ganó la Liga, la vara catalana se mide en Europa y en los últimos cuatro años las eliminaciones fueron lapidarias: Roma y Liverpool remontando de local las goleadas sufridas en el Camp Nou, los ocho goles del Bayern Munich después y el golpe contra el PSG este año certificaron que Messi ya no podía solo. Las salidas de Ernesto Valverde, Andrés Iniesta y, sobre todo, Luis Suárez condicionaron al capitán.

En el primer tramo calendario la Copa del rey y un título más como goleador de la Liga española supieron poco para un jugador que supo ganar hasta los seis campeonatos de la temporada. La caída continental se trasladó al plano local con un tercer puesto a siete puntos del Atlético Madrid de Diego Simeone.

A diferencia de lo que vivió durante gran parte de su carrera, en sus últimos dos años se invirtió la carga: en Barcelona sufre y en el seleccionado encuentra un bálsamo.

El tiro de gracia sucedió tras la Copa América. El 8 de agosto Messi se fue del Barcelona. No lo hizo porque la biología hizo su curso o porque decidiera tener una jubilación estadounidense, china o qatarí, sino porque el club no podía pagar su sueldo ni tampoco hizo mucho por retenerlo. Ya desde el inicio de 2021 la directiva, en alianza con un sector de la prensa catalana, comenzó a mellar la imagen del rosarino, como muchas veces hicieron con los ídolos extranjeros. Le pasó a Diego Maradona, Johan Cruyff, Ronaldo, Ronaldinho y Suárez.

Con el triunfo de Joan Laporta en las elecciones se esperaba una renovación, pero no sucedió. La salida de Josep María Bartomeu de la presidencia y el arribo de Sergio Agüero configuraban un escenario favorable para que Messi siguiera, pero Laporta no pudo ¿no quiso? retenerlo. La conferencia de prensa ahogado en lágrimas contrastó con la presentación en modo NBA que recibió cuando llegó a París para convertirse en la última punta del tridente ofensivo del PSG, la MNM: Messi, Neymar, Mbappé.

Messi y di m

El paso por la liga francesa parece un camino inevitable al título, pero los jeques de Qatar que vienen inyectando petrodólares desde 2011 y creen que es la carta necesaria para ganar la Champions League. Su andar no ha sido avasallante, pero se clasificaron a octavos de final donde el sorteo dijo Real Madrid. Morbo y pochoclos asegurados.

Sin embargo, la alegría vino por el lado del seleccionado. Tras la salida de Jorge Sampaoli, el interinato de Lionel Scaloni fue confirmado tras el tercer puesto de la Copa América 2019. Esa donde Messi denunció que “no tenemos que ser parte de esta corrupción” tras el arbitraje tendencioso contra Brasil y la expulsión contra Chile.

El otro Lionel renovó el plantel, rodeó al capitán de sangre joven que juega sin temor, descolgando el poster e intentado ser complemento. Así fue como Argentina llegó a diciembre invicta en 17 partidos, clasificada a Qatar 2022 y sobre todo, campeona de la Copa América en el Maracaná contra Brasil. Ese título no solo cortó 28 años de sequía en el plano internacional, sino también le dio a Messi su primer título con el seleccionado mayor absoluto. Ya había ganado el Mundial Sub 20 y el oro olímpico, pero cargaba con cuatro finales perdidas. Su edad, el corrimiento de sede por la pandemia y el respeto que genera el seleccionado de Tite lo no hacía tan previsible, pero allí aparecieron los laderos. Si Messi es Batman, Rodrigo De Paul se convirtió en su Robin y las apariciones de Emiliano Martínez y Cristian Romero permitieron que el seleccionado tenga un jugador de excelencia por línea asegurado.

El Kun Agüero y Messi iban a jugar juntos en Barcelona, pero no ocurrió.

El exorcismo permitió la liberación y también la comunión con el público que el 9 de septiembre, día que volvieron los hinchas a las canchas, ovacionó de pie al equipo y le volvió a sacar lágrimas al capitán, pero que esta vez fueron de alegría.

En el plano personal, ese título le permitió ganar su séptimo Balón de Oro y también su segundo Olimpia de Oro al mejor deportista argentino del año. Curiosamente, solo lo había ganado en 2011, año de triplete con Barcelona, pero no en 2009, cuando ganó todo con los culés, frenado por el US Open de Juan Martín Del Potro, o 2015 cuando Paula Pareto se consagró campeona mundial. Esta semana, además, se conoció su inclusión en los 23 mejores jugadores del año de la FIFA que el 17 de enero entrega el Premio The Best donde parte como favorito. Desde 2007 está siempre está en el equipo ideal del año.

A la catarata de récords que tiene le sumó algunos que tienen mucho peso en Sudamérica. El más sencillo es que superó a su amigo Suárez como el máximo goleador en la historia de las Eliminatorias. Pero hay dos que cobraron mucha relevancia por el rival: Pelé.

Primero le sacó el de goleador sudamericano de selecciones al superar los 77 de brasilero y estirar hasta los 80. Quedó quinto en el historial, aunque lejos de los 115 de Cristiano Ronaldo, que al menos se quedará con ese. Con los dos goles que le hizo al Brujas en la Champions pasó por uno a “O Rei” en el tercer lugar de máximos anotadores de la historia del fútbol masculino. Llevó la cuenta a 758 y quedó a uno del segundo, el checo Josef Bican, pero lejos de los 801 de su némesis portuguesa.

A menos de dos semanas para fin de año, con dos partidos todavía en el horizonte, cuando su avión privado aterrice en el aeropuerto de Fisherton para pasar las fiestas con su familia en Rosario, Messi seguramente podrá pensar que, si no fueron los 365 días más intensos de su vida deportiva, se parecieron bastante.