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Salud

Los trastornos alimenticios no son solo “cosa de mujeres”

Hoy 30 de noviembre se celebra el Día internacional de Lucha contra los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA). El imaginario popular y la influencia de los medios de comunicación han llevado a asociar términos como “anorexia” y “bulimia” con imágenes de mujeres adolescentes extremadamente delgadas. Sin embargo, la realidad refleja algo diferente: los trastornos alimenticios no discriminan por género, etnia ni edad.

La Argentina es el segundo país con más casos de trastornos alimenticios del mundo (el primero es Japón), según un informe de Fundación La Casita. De acuerdo a los últimos datos publicados por la Asociación de lucha contra Bulimia y Anorexia (ALUBA), recogidos en 2018 en diez colegios de CABA y Gran Buenos Aires, entre el 12% y el 15% de los adolescentes padecen de anorexia o bulimia nerviosa, siendo el 90% de los afectados mujeres y el 10% varones, aunque esta cifra ha ido en aumento desde el año 2000

La Argentina es el segundo país con más casos de trastornos alimenticios del mundo.

El DSM V define a los trastornos de la conducta alimentaria como aquellos caracterizados por “una alteración persistente en la alimentación o en el comportamiento relacionado con la alimentación que lleva a una alteración en el consumo de los alimentos y que causa deterioro significativo de la salud física o del funcionamiento psicosocial”. En esta definición no se hace ninguna mención al género del paciente por lo que no hace falta encajar en un determinado parámetro para presentar un trastorno alimenticio. 

Sin embargo, las imágenes estereotipadas persisten y resultan dañinas porque pueden contribuir a que personas que los sufren no pidan ayuda por no considerar estar “suficientemente enfermo/a”. Esto sucede particularmente en el caso de los varones que, al no verse reflejados en la imagen que se construye de estas patologías, minimizan sus padecimientos

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Los varones y los TCA, en números

Eva Petrolo, psicóloga coordinadora de TCA en los centros de la Red Psicoterapéutica expresa que, de los casos que reciben allí, “el 10% de los pacientes son hombres, de los cuales el 1% consulta por anorexia, el 1% por bulimia y el 8% por otros desórdenes vinculados con la alimentación”.

Las imágenes estereotipadas pueden contribuir a que no se pida ayuda por no considerar estar “suficientemente enfermo/a”.

En un informe publicado en la revista BMJ Open se llegó a la conclusión de que "los hombres pueden experimentar problemas para reconocer que tienen un trastorno alimenticio como resultado de la continua idea cultural de que estos ocurren predominantemente o sólo en mujeres". Al respecto, la nutricionista Melanie Gutzweiler sostiene que “como piensan que se trata de una enfermedad de mujeres, no piden ayuda y la padecen un montón”.

“Me daba vergüenza explicar lo que me pasaba, sentía que me iban a juzgar y que no iban a entender por qué tenía esa relación con la comida siendo hombre”, cuenta Nicolás, quien convivió por años con un trastorno por atracón que tardó en ser diagnosticado y fue vivido en silencio. 

Sentía que me iban a juzgar y no entender por qué tenía esa relación con la comida siendo hombre. (Nicolás)

Los riesgos que conllevan los trastornos alimenticios -que van desde la pérdida de masa muscular hasta cuestiones más graves como la osteopenia e incluso la muerte súbita- no discriminan por género. De acuerdo al testimonio de Andrés, quien vivió la anorexia en carne propia, “la vivencia de la patología es muy similar en hombres y mujeres, en cuanto a la apreciación corporal y los problemas del peso”. La licenciada Alicia Lombardero -psicóloga especializada en trastornos de la conducta alimentaria (TCA)- aclara que los hombres recurren más al ejercicio excesivo como método de compensación. Asimismo, un estudio de CITTRAL asegura que el trastorno por atracón (conocido como “BED”, por sus siglas en inglés -binge eating disorder) es el que más prevalece entre los hombres, que representan alrededor del 40% de las personas con BED.

El rol de los estereotipos

Los roles y estereotipos de género puede hacer que los varones no se sientan identificados en la imagen de una persona con TCA y, por consiguiente, minimicen las señales de alerta. “Esta imagen del hombre insensible, del hombre fuerte, el que todo lo puede y que se la tiene que bancar hace que muchos trastornos no lleguen a consultarse y se terminen padeciendo más”, explica Agustín Pérez Marchetta, sociólogo especialista en masculinidades.

“Los varones, por lo general, tienen sumamente normalizado el uso de comentarios despectivos para referirse a sus amigos, siempre está “el gordo” y ninguno se preocupa por saber si le gusta o no que lo llamen así o si simplemente se está callando para ser aceptado”, expresa Sebastián, quien sufrió un trastorno alimenticio en su infancia y adolescencia. “Es más difícil que un hombre salga a decir que está mal por tal cosa, que lo que le dijeron lo hizo sentir de tal o cual manera, que algo realmente le dolió… es mucho más difícil ver a un pibe sincerándose con esas cosas porque en seguida está el cuestionamiento de los demás: ¿cómo te vas a poner mal por eso? El hombre tiene que ser re macho, no sentir dolor, no llorar”, añade. 

La anorexia no es solo un desorden psicológico

El papel de los medios de comunicación

“Los medios de comunicación colectiva bombardean con mensajes publicitarios donde la imagen de gordura es sinónimo de fracaso y vergüenza”, expresa la licenciada Eva Petrolo, quien añade: “Es importante destacar que el obtener y mantener el peso idealizado no se debe a una necesidad de salud; por el contrario, muchas personas llegan a arriesgar su integridad física y psíquica en su afán de lograr este modelo impuesto”.

Muchas personas llegan a arriesgar la integridad física y psíquica en su afán de lograr este modelo impuesto. (Eva Petrolo, especialista en TCA)

“Es muy difícil para una persona que padece un trastorno de la conducta alimentaria estar rodeado de imágenes flacas y hegemónicas las 24 horas”, confiesa Andrés, que toma su propia vivencia como parámetro. “En mi experiencia fue muy difícil lograr seguir las pautas de tratamiento cuando en todos lados ves varones tonificados, con cuerpos trabajados, mujeres con cinturas diminutas, cuerpos en donde la grasa pareciese nunca haber existido. Creo que no fueron las imágenes las que me generaron un TCA, pero sí creo que lo agravaron, porque encontrar constantemente puntos de comparación en tu propia figura -con la cual estás disconforme- y la de una persona con cuerpo hegemónico hace que siempre haya algo tuyo que te va a gustar menos que antes, que siempre sientas que no es suficiente el peso perdido”, sostiene. 

Los medios de comunicación, además, influyen negativamente en la búsqueda de ayuda de los hombres que transitan un trastorno alimenticio. Esto es así, de acuerdo a Lombardero ya que “aumenta el estigma y el utilizar fotos de mujeres (para ilustrar los trastornos) hace que los hombres no se sientan identificados para reconocer su condición y, de reconocerla, sientan vergüenza”. 

Las imágenes de varones tonificados y mujeres con cinturas diminutas no me generaron el trastorno, pero lo agravaron. (Andrés)

“Fue muy difícil en su momento lograr aceptar para mí mismo que estaba cursando una patología y que no eran solo ideas mías; al ser una enfermedad catalogada solamente como de chicas ricas y caprichosas, cuesta que el entorno entienda que siendo hombre lo padezco, y de que es algo que excede el género y la situación económica”, explica Andres. A la vez, manifiesta: “a mí me afectó también porque me daba vergüenza contarle a la gente que tenía anorexia, no porque es algo que me avergüence a mí, sino porque la gente no comprende y ante todo la respuesta es “estás divino, tenés que comer””.

Trastornos alimentarios: la recuperación es posible | Salud | La Voz del Interior

Concientizar para prevenir

Al igual que con lo que sucede con otras enfermedades, la temprana detección y diagnóstico de los trastornos de la conducta alimentaria disminuye las posibilidades de que estos se vuelvan crónicos y hace menos dificultosa la recuperación. Por este motivo, la nutricionista Melanie Gutzweiler sostiene que es importante concientizar sobre estas cuestiones y, particularmente, acerca de la posibilidad de que los hombres las padezcan. “Nadie está exento de tener un TCA, lo importante es poder advertirlo a tiempo para tomar medidas y enfrentar un tratamiento correcto”, afirma Gutzweiler.  

Nadie está exento de tener un TCA, lo importante es poder advertirlo a tiempo para tomar medidas y enfrentar un tratamiento correcto. (Melanie Gutzweiler, especialista en TCA)

Contar con la información adecuada es fundamental para reconocer la presencia de un TCA tanto en uno mismo como en los demás. En la Argentina, la ley 26.396 de “Prevención y Control de Trastornos Alimentarios”  propone “instrumentar campañas informativas relativas a los trastornos alimentarios”. Sin embargo, estas están generalmente enfocadas en las mujeres y ello impacta negativamente en los varones que se encuentran en esa situación y no saben cómo pedir ayuda. 

“Creo que mientras los ideales de masculinidad hegemónica sigan vigentes y mientras socialmente no se reconozca que, como hombres, también podemos tener complejos con nuestros cuerpos, es difícil que las campañas modifiquen su enfoque”, sostiene Pérez Marchetta y concluye: “es un trabajo arduo que exige un cambio social, pero es necesario para que los varones no tengan que padecer en silencio”.