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Columnistas

Aporías de la violencia

violencia

Por Diego Rojas

Dicen que hay que respirar profundamente diez veces para evitar un rapto de violencia irracional. Inhalar lentamente por la nariz, exhalar el aire por la boca. Inhalar una vez, exhalar otra. Así diez veces. Así.

Casi nadie lo intenta.

Si alguien lo intenta, por lo general no llega a la décima inhalación, exhalación.

Entonces se desata la violencia irracional.

No debería echársele la culpa, entonces, a la nariz. Al fin y al cabo, la sociedad capitalista en la que vivimos, esta jungla de poder, intereses y crimen que conforman el lazo social predominante y que se funda sobre el robo -la apropiación del plusvalor que generan los trabajadores en favor de una minoría absoluta de parásitos burgueses- se encuentra por esa razón al menos, y por lo menos, embrionariamente bajo el horizonte de la guerra civil. No, no es culpa definitivamente ni de los pulmones ni de la nariz.

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Es fin de año ya. Termina el ciclo laboral y para muchos adolescentes culmina no tan solo un período escolar, sino una experiencia vital que los acerca cada vez más a la vida adulta, que los aleja de la hibridez de la infancia combinada con el despertar sexual y con el registro más desnudo de la realidad real. Claro, hay que celebrar, festejar, olvidar, recordar, tal vez emborracharse, seguro que bailar, chapar, cantar para afirmar ese éxodo. Incluso, puede ser que uno de los chicos intente pelear a las seis de la mañana de un domingo cristalino en una casa del partido de Escobar, en Buenos Aires, y que unos vecinos sin memoria de sus propias adolescencias y con almas ortibas desde aquellas mismas épocas, ojerosos y enojados por no haber dormido como Blancanieves debido a la fiesta iniciada la noche del sábado, llamen a la policía del fascista Sergio Berni y el ex progresista gobernador bonaerense Axel Kicillof y las bestias uniformadas cumplan su cometido de ingresar violentamente a la vivienda y disparen a mansalva más de 40 balas de goma a los adolescentes, ocho perdigones en la nuca de un chico de 18 años y uno en un ojo de un chico de la misma edad, que muy probablemente vaya a quedar tuerto, internado ahora en una clínica de la ciudad de Buenos Aires cuyos médicos tratan de salvar su visión.

Puede ser que uno de los chicos intente pelear a las seis de la mañana de un domingo cristalino en una casa del partido de Escobar, y que unos vecinos sin memoria de sus propias adolescencias y con almas ortibas llamen a la policía del fascista Sergio Berni y el ex progresista gobernador bonaerense Axel Kicillof y las bestias uniformadas cumplan su cometido.

A las 6 de la mañana quedaban 40 chicos en la celebración, se sumaron 25 canas que dejaron a 11 adolescentes heridos, hospitalizables. Los pateaban, los insultaban. Se ve que ninguno inhaló-exhaló hasta diez. Charly García una vez fue detenido por la cana. "¿Y por qué me querés arrestar?", le dijo al hombre de gorra vestido de azul. "Porque soy policía", le respondió. "Jodete por no estudiar", concluyó con sabiduría Charly el debate.

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Siempre mete su cola la institución estatal. Existe una falacia muy extendida y vulgar que usan como muletilla -y con gesto de sabiduría impostado y patético- ciertos ignorantes que gustan decir: "El Estado somos todos", como si habitáramos una sociedad de la igualdad. Sin embargo, es harto sabido que vivimos en una sociedad de clases, la clase de quienes trabajan y producen el mundo con su fuerza de trabajo y la clase que se apropia del fruto de esa fuerza de trabajo, el plusvalor. En última instancia, el Estado podría prescindir de toda la "estructura estatal" que se encarga de ostentar y sostener su razón de ser en destacamentos de hombres y mujeres armados entrenados para defender con el monopolio de la violencia los intereses de la clase social poseedora. Por eso el Estado siempre mete la cola. De una u otra forma.

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Un marxista llamado Louis Althusser se propuso investigar la forma en que el Estado -es decir, su clase dominante- reproducía su ideología para que se acepte naturalmente la violencia estatal y el crimen que implica como una forma de la cotidianidad. Denominó a los procedimientos como Aparatos Ideológicos del Estado (AIE), que reproducirían la ideología dominante para garantizar el status quo de los poseedores. El principal AIE sería el escolar, luego estarían las iglesias, también la familia (¿Cuándo no?), el conjunto de las leyes, los medios de comunicación, los sindicatos estatizados. Y así. Nadamos en una aparente normalidad que nos lleva la resignación (digamos que todos los bloques políticos principales levantarán todos unidos con un grito del corazón viva el IMF, viva el FMI). Bueno, si hay quienes se dan cuenta de la anormal normalidad, se recurre a los aparatos represivos del Estado. Que también son reproducidos en las instituciones, incluso las deportivas, porque no hemos olvidado a los rugbiers que mataron a patadas a Fernando Báez Sosa en Villa Gesell en 2020 dándole patadas en la cabeza antes de ir a comer, felices, unas hamburguesas en un McDonald's. La reproducción de la violencia estatal es toda una chocotorta deliciosa para algunos. No, no intentaron inhalar ni exhalar.

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Un señor de 67 años, playero en una estación de servicio. Un auto, una rayadura en la puerta del auto detectada por su dueño, un adolescente de 17 años que, como cualquier adolescente, fue a acusar la situación a su mamá, que lo acompañó al estacionamiento. Juntos culparon por el rayón al playero que, según muestran las cámaras de seguridad, quería dar por terminada la discusión. El adolescente apartó a su madre y golpeó a traición un puñetazo en la sien del playero que cayó en seco, y que está al escribir estas líneas en terapia intensiva con riesgo de muerte. El adolescente fue justificado por su familia (¿Cuándo no?). La reproducción irracional de la violencia es un plato que se come caliente.

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En Bariloche una comunidad mapuche, un lof, ocupó unas tierras que les pertenecen ancestralmente pero que figuraban en los papeles de un propietario extranjero. La policía cercó el lugar al punto de que no permitía el ingreso de agua potable al terreno. No sucedió así con un dron al que permitieron el ingreso. Luego, dejaron que un auto con dos civiles armados también entrara. Los civiles veían las imágenes del dron. Captaron a sus víctimas. Bajaron del vehículo, no inhalaron-exhalaron, mataron de un disparo de bala al ocupante Elías Garay e hirieron de gravedad a su acompañante. Obviamente, los civiles contaron con la supervisión policial y su ayuda para la operación paramilitar, a pesar de que la gobernadora rionegrina niegue la participación de las fuerzas de seguridad en el evento.

Días después del crimen, los mapuche protestaban en el centro turístico de Bariloche mientras unos gauchos a caballo exhibían en un desfile patriótico sus destrezas. Los gauchos decidieron modificar el programa planificado. Montando sus caballos y a las patadas y golpes desalojaron la movilización mapuche como drugos ultraviolentos, como miembros de los pogroms rusos o los de la Semana Trágica porteña de 1919. ¿Hablábamos de los medios de comunicación como AIE? El fascista Eduardo Feinmann tiene como muletilla para referirse al histórico conflicto mapuche la frase: "los supuestos mapuches que en realidad son terroristas", dice una y otra vez, ¿Y esa bestia derechista ignorante de Viviana Canosa? En su programa en A24 felicitó a los gauchos por sacar "a patadas en el culo a los terroristas mapuches" y les pidió que vinieran a Buenos Aires con sus caballos para "sacar a patadas en el culo a los piqueteros que protestan para que como ciudadana (ella) pueda circular en su auto". Sin embargo apuesto que la pelirroja inhala y exhala y cree íntimamente que es una persona de bien.

Montando sus caballos y a las patadas y golpes desalojaron la movilización mapuche como drugos ultraviolentos, como miembros de los pogroms rusos o los de la Semana Trágica porteña de 1919.

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Pero, ¿es nociva toda violencia per se? La humanidad avanzó en cada uno de sus saltos hacia adelante mediante la violencia. Basta recordar la Revolución Francesa que institucionalizó la modernidad capitalista with a little help de una guillotina, una plaza pública repleta de sans culottes y la ejecución mortal de los representantes monárquicos del Ancien Régime. O la guerra civil en los Estados Unidos liderada por el presidente republicano Abraham Lincoln que derrotó a los esclavistas confederados del agrario sur para unificar a la que se convertiría en la primera potencia mundial a la vez que acabaría con la barbarie de la esclavitud y el tráfico de negros africanos destinados a ser esclavos. ¿O no recuerdan el pueblo en armas durante la Revolución de Mayo que inició el proceso independentista en esta región del mundo o el Plan de Operaciones del revolucionario Mariano Moreno, toda una planificación de la violencia anticolonial?

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O la creación del Ejército Rojo dirigido por León Trotski durante la Revolución Rusa de 1917 que enfrentó el acoso de 14 ejércitos imperialistas que querían restaurar el viejo orden blanco en la primera república gobernada por los soviets obreros en todo el derrotero de la humanidad. La violencia organizada para dar vuelta el orden de clases es violencia legítima. Ya lo había dicho Karl Marx: "La violencia es la partera de la historia". Científicamente comprobado bajo normas IRAM 9000 de seguridad.