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Columnistas

El paco del 15-N 

Alberto Fernández y Cristina

Por Jairo Straccia

Hay una droga que se consume más que el paco en la Argentina y es la de las fechas clave. No se sabe si es una deriva extraña de que a los atentados a las Torres Gemelas en 2001 el mundo los llamó masivamente 11-S, pero de golpe los periodistas dijimos “upa, mirá cómo ahorro letras” y ahora todo momento supuestamente decisivo o cualquier presunto punto de inflexión es un número y la inicial del mes correspondiente.

Obvio que todo el tiempo suceden cosas en determinados días del año que modifican el curso de la historia. Y que algunos hechos son realmente un parteaguas, un antes y un después, un quiebre y quedan en los anales, con perdón de la palabra que refiere a los libros que recopilan los hechos centrales de cada año y no otra cosa.

Pero lo nuestro es el fetichismo de las fechas, algo así como el fechismo. Será que en el fondo nos gusta un poco la magia, estamos más predispuestos a pensar que habrá un hecho, un día, una final que va a depositarnos en la gloria eterna -algo que ocurre muy pocas veces- porque justamente no la pegamos con la otra opción: hilvanar procesos largos y sostenidos de políticas públicas medianamente exitosas en eso de crecer, educar, incluir, vivir mejor sin arranques y frenos. Y porque encima tenemos un recorrido imborrable por días en los que nos comimos palos históricos, muchos de los cuales no se vieron venir con precisión de almanaques. Nadie previó el 19-D, digo, pero cómo olvidar el 19 de diciembre de 2001, por ir a un extremo de 20 años atrás.

Lo nuestro es el fetichismo de las fechas, algo así como el fechismo. Será que en el fondo nos gusta un poco la magia".

O más acá, como no pensar que en las primarias del 11-A sí hubo un sacudón. De hecho, el lunes 12 de agosto de 2019 el dólar voló y el presidente de entonces se volvió loco. Pero también hemos consumido fechas falopa: estuvimos como seis meses hablando de un 7-D, por un día de diciembre de 2012 donde la Corte Suprema de Justicia tenía que definir sobre la ley de medios y el Grupo Clarín y podía cambiar el país. O en el mundo de la economía, en 2014 hubo masturbación de análisis por el día en que vencía “la cláusula Rufo”, donde podían desatarse mil plagas sobre el país.

Es así que, entonces, todo el universo informado de la política y los medios de comunicación hace un par de meses que está hablando del 15-N. El lunes 15 de noviembre. El día después de las elecciones legislativas. O sea, pasado mañana.

La fórmula aparece en las notas periodísticas. Breve, ayuda en los títulos. Los opinators la colamos fácil. Se organizan seminarios bien salados. Es fácil de traducir para las charlas que compran los gringos en dólares, quién pudiera. Por suerte la “n” va para november igual, lo sabemos desde los Guns. Además, es ideal para entrevistar en radio y en TV. ¿Cómo va a ser el país del 15-N? ¿Cómo quedará el gobierno desde el 15-N? ¿Quién será el empoderado de la oposición desde el 15-N? ¿Qué pasará con el dólar el 15-N?

El dólar del Fondo

Guzmán
Con el Fondo. El ministro Guzmán apuesta a cerrar con el FMI y podría buscar achicar la brecha con un dólar financiero más bajo.

Lo dramático es que este 15-N pueden pasar muchas cosas y al mismo tiempo, nada.

Es cierto, puede ocurrir que Alberto Fernández intente llevar a cabo las ideas que les deslizó a representantes de multinacionales en la noche del martes pasado, de ir a un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional con intento de ordenamiento macroeconómico. Algo así como que negocia adentro, entrega un ministro propio random y sostiene al de Economía, Martín Guzmán.

Ahí, entonces el país se enfrentará a los problemas que emergerán de esa estrategia en un contexto de pobreza acumulada que hace difícil cualquier medida impopular, como el recorte de subsidios a las tarifas de servicio públicos, aún segmentado. O un alza del  dólar que se usa para el comercio exterior, que vale $105, lo que podría hacer subir otro escalón la inflación.

Una idea en ciernes sería tratar de achicar la brecha cambiaria acelerando la devaluación de ese oficial a cerca de $110 o $115, mientras se podría instrumentar un dólar financiero que intente “bajar el techo”, de los $215 a algo más parecido a $180. En Economía creen que con ese esquema tendrían la venia del FMI para arreglar.

El desafío será: qué producir que emplee a la gente y que se venda en el mundo para, por decirlo lisa y llanamente, parar la decadencia.

O puede ocurrir que se impusiera otra mirada en la coalición de gobierno del tipo “en las urnas nos están pidiendo que profundicemos la lucha con los organismos multilaterales de crédito para cuidar a la gente”. Si se rompiera con la comunidad financiera, ahí habrá que caminar entonces los desajustes de años y años sin crédito externo y habrá que ver con qué niveles en el dólar y los precios, por el impacto concreto de la falta de divisas para el funcionamiento de la economía. La utopía del paquete de ayuda de China que vendría al rescate como hormigas de una puja geopolítica global todavía tiene algunos adherentes en el oficialismo.

En cualquier caso, ninguna de las rutas aparece como un tour de buenas noticias. En todo caso son debates sobre cómo matizar los garrones. Hay un consenso: con acuerdo con el Fondo o sin él, con una nueva crisis licúa-todo o sin ella, ocurriera todo en la fecha clave que fuera, el día X del mes X después, el desafío será igual: qué producir que emplee a la gente y que se venda en el mundo para, por decirlo lisa y llanamente, parar la decadencia.

Ahora, el 31-M

Suena raro un planteo así, porque hoy la actividad económica está recuperándose al 9% y por ahora, siempre por ahora, estamos recobrando algo de vida normal hasta que la variante Delta del fucking coronavirus nos diga lo contrario. Además, posiblemente veamos lugares de veraneo explotados por una clase media y media alta que no saldrá al exterior tanto como otros años y que además le saca el jugo a un programa oficial como el Pre Viaje que financia hasta estadías en hoteles cinco estrellas.

Pero con cotizaciones del dólar al doble que el oficial, con un costo de vida del 50% interanual a pesar de que casi no se mueven ni el tipo de cambio ni las boletas de luz y gas y con el FMI esperando cobrar y poniendo condiciones, no hace falta ser PhD en la universidad de la sarasa para entender que se vienen momentos de definiciones. En diciembre hay que pagarle US$ 1884 millones al Fondo y estamos muy justos. Y hay que poner más de US$ 5000 millones antes del 31 de marzo, definitivamente imposible.

Hay un tic tac hacia el 31-M. No ves, ya la estoy fecheando. Me odio.

Larreta
Teorema HRL. El jefe de Gobierno considera que por la volatilidad política, en la Argentina la inflación solo se baja con shocks.

Bueh, igual cuando queramos darnos cuenta, aparecerán las fechas clave de las PASO de 2023, que -si es cierto que el Frente de Todos las va a usar para hacer unos Juegos del Hambre del espíritu nacional y popular- van a ser números y letras que vamos a ver hasta en la sopa.

En definitiva, la sucesión de fechas clave en el horizonte es otra manera de expresar esa vida a plazo fijo que es la Argentina. Si el dólar está más o menos quieto sabés que en algún momento lo van a ajustar. Si hay algo que está funcionando por un tiempo, seguramente en algún momento va a terminar. El fechismo es también un intento de ordenar la inestabilidad.

El 29 de octubre, el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, dio una explicación por radio sobre por qué apostaría por un plan de shock para tratar de contener la inflación, en ese juego de ponerse el traje de presidente para 2023. Dijo: “Los planes para bajar la inflación gradualmente suponen que vas a mantener un poder político estable durante todos esos años y en la Argentina está probado que eso es volátil”.

Que vaya a llegar a la Casa Rosada nadie lo sabe, porque aunque mida bien, en este país una semana es un mundo. Hablar del año que viene ya es ciencia ficción. Pero el “teorema de HRL” sirve como planteo de fondo sobre el poder político que hace falta para aplicar cualquier receta económica en medio de este balurdo. En definitiva, ese será también el tema central para pensar la encrucijada de esta administración a partir de mañana, el 15-N.

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