En el marco de la ceremonia de inauguración de la cumbre del G20, el presidente Alberto Fernández pronunció un discurso en el que pidió a los principales líderes del mundo que se comprometan contra la especulación financiera que atenta contra la producción y el trabajo. "El actual sistema, que prioriza a la especulación por sobre el desarrollo de los pueblos, debe cambiar", dijo.
El presidente instó a los mandatarios a apoyar la posición argentina frente al Fondo Monetario Internacional, al que le concede responsabilidad en el otorgamiento de 44.000 millones de dólares a la gestión anterior, de los cuales US$ 19.000 vencerán en 2022.
"La deuda externa que hoy estamos afrontando es un claro ejemplo de lo que está mal: única en la historia por su monto y por sus condiciones de repago, aprobada para favorecer a un gobierno en la coyuntura, acaba condenando a generaciones que miran impávidas el destino que les ha sido impuesto", dijo.
Señaló que “no hay inocentes en esta historia” ya que “son tan responsables los que se endeudaron sin atender las ruinosas consecuencias sobrevinientes, como los que dieron esos recursos para financiar la fuga de divisas en una economía desquiciada”.
Son tan responsables los que se endeudaron sin atender las ruinosas consecuencias sobrevinientes, como los que dieron esos recursos para financiar la fuga de divisas en una economía desquiciada".
El presidente Fernández aclaró que no está en contra del sistema capitalista, sino "contra los que han sometido al capitalismo de la producción y el trabajo a la lógica de la especulación financiera”. Y en ese contexto, pidió a los líderes del G20 “involucrarse en esa tarea sabiendo que tanta injusticia social rodea nuestras vidas”.
Y aseguró que "el financiamiento internacional debe fijar nuevas reglas para poder igualar nuestras sociedades, con impactos positivos y enfrentando el cambio climático".
Más vacunas para América Latina
En su discurso, el presidente denunció las condiciones de desigualdad que afectan a nuestro continente frente en la contención del Coronavirus. Fernández recordó la última vez que estuvo en Roma, poco antes de que la OMS decretara la pandemia. "Semanas después, la pandemia golpeaba las puertas de América. Desde entonces, mientras contabilizamos enfermos y muertos, vimos como la desigualdad se profundizaba", dijo.
"Estas disparidades estremecen. Casi el 80 % de las vacunas producidas se aplicaron en países de altos ingresos. En cambio, más del 60 % de la población de nuestra región aún no tiene completado su esquema de vacunación. La vacuna aún no es un bien global", agregó.
Casi el 80 % de las vacunas producidas se aplicaron en países de altos ingresos. En cambio, más del 60 % de la población de nuestra región aún no tiene completado su esquema de vacunación. La vacuna aún no es un bien global".
Y se refirió a la restricción que algunos países como Estados Unidos han impuesto para el acceso de personas inmunizadas con la vacuna Sputnik V. "Ese triste panorama se patentiza cuando vemos que se restringe la movilidad de las personas según haya sido la vacuna a la que pudieron tener acceso", dijo.
Finalmente, Fernández criticó el modelo de globalización que se impuso hasta ahora y la preminencia del capital financiero por sobre la producción y el trabajo. "La globalización iba a convertir al mundo en una ‘Gran Aldea’, la casa común de la que habla el Papa Francisco. Nacía la esperanza de una comunidad integrada y una convivencia pacífica. Los resultados fueron otros. La codicia de los poderosos condenó al olvido a millones de aldeanos", dijo.
