Por Federico Yañez
Lionel Messi hizo sus primeros dos goles en la Champions League con el PSG y comenzaron a verse los esbozos de un incipiente entendimiento con Kyllian Mbappé, que lo asistió en uno y le cedió el penal para su segundo tanto. “Es una cuestión de respeto, es el mejor del mundo”, dijo el francés tras el partido. El capitán del seleccionado tuvo grandes socios en su carrera, pero los hinchas parisinos se dieron un gusto en la previa cuando Ronaldinho, su primer gran compinche, entró a la cancha y se fundieron en un abrazo de hermanos. El brasilero se puede jactar de haber ganado todo, incluso un torneo carcelario.
Ronaldo Assis Moreira tenía un ídolo de chico. No era Zico, ni Romario, Bebeto o Ronaldo. Su norte era Roberto, un volante talentoso, a quien Gremio contrató y le pagó una casa para sacar a su familia de la favela. Lo conocía bien. Es su hermano, que jugó durante catorce años en diez equipos de seis países distintos y que tuvo su punto más alto cuando ganó el bronce en el Mundial Sub20 de 1989 donde compartió plantel con Sonny Anderson y Marcelinho Carioca. Fue su protector y quien tomó el lugar de su padre que murió ahogado en la pileta de la casa que le habían dado a Roberto cuando Ronaldinho tenía 8 años.
Su hermano actualmente es su representante y es con quien terminó preso en Paraguay por ingresar con un pasaporte falso en marzo de 2020. Dinho había sido contratado por una empresaria llamada Dalia Lopez, de la Fundación Angelicial supuestamente para un evento solidario y les proveyó de documentación paraguaya a su nombre. Una vez que ya había cruzado la frontera, fue detenido en un hotel por la Departamento contra el crimen organizado por tenencia de pasaportes y cédulas apócrifas en la que también fueron encarcelados funcionarios de migraciones. La policía paraguaya todavía no pudo detener a Lopez que sigue prófuga.
Su hermano actualmente es su representante y es con quien terminó preso en Paraguay por ingresar con un pasaporte falso en marzo de 2020.
Durante seis meses estuvo detenido en Asunción, primero en la prisión Agrupación Especializada de la capital guaraní y luego en el hotel Palmaroga donde podía entrenar y jugar al fútbol en un salón que le habilitaron. Para tener es régimen tuvieron que pagar 1.6 millones de dólares de fianza. En agosto, tras seis meses y pagar 200 mil dólares, los hermanos fueron liberados, pero la causa sigue abierta.
Junto a Ronaldo –el original-, son los dos futbolistas brasileros más importantes del siglo XXI y en su caso puntual es el único futbolista de la historia que ganó Mundial, Copa América, Copa de las Confederaciones, Champions League, Copa Libertadores y Balón de Oro. Argentina lo padeció en la final de la Copa de las Confederaciones de 2005 en Alemania, donde Brasil goleó 4-1 al equipo de José Pekerman con dos goles de Adriano, uno de Kaká y uno suyo. También el seleccionado se lo pudo cobrar la revancha, con Messi en cancha, en las semifinales de los Juegos Olímpicos de Beijing 2008. Fue 3-0 con dos goles de Sergio Agüero y uno de Juan Román Riquelme. El partido terminó como el otro día en el Parque de los Príncipes, con los dos abrazados. Sin embargo el título más extravagante de su carrera fue en la cárcel.
Apenas ingresó a la cárcel, los medios paraguayos comenzaron a publicar que hubo “negociaciones” por parte de los internos para que se sume a los distintos equipos que jugaban el torneo interno. Incluso una de las anécdotas que circularon en Asunción es que durante campeonato le hizo un amague al ex diputado colorado Miguel Cuevas, preso por corrupción, que terminó con el político en el piso y el resto muertos de risa.
La final, como no podía ser de otra manera, fue una exhibición y terminó con triunfo para su equipo por un global de 11-2. Ronnie anotó cinco goles y dio los restantes pases gol para sumar una vuelta olímpico, una más, sin duda la de mayor extravagancia de su carrera. También le significó el premio más pesado que alguna vez tuvo: un lechón de 15 kilos que terminó en una parrilla al servicio de los presos.
Los distintos videos y fotos que se fueron conociendo en los días posteriores a la detención se podía ver a un Ronaldinho contento, tranquilo y consciente de la reverencia que generaba en sus nuevos compañeros. Se lo veía riendo y jugando al fútbol, en un penal que alojaba delincuentes no peligrosos. El estado paraguayo también evidenció que, por un lado no iban a hacer un excepción al delito por tratarse de una persona popular, pero que también debían garantizarle la seguridad por el escándalo que podía provocar si sufría cualquier tipo de agresión. También se motorizó rápido el pago de la fianza para que un mes después se pudiera mudar al hotel.
Desde su retiro Ronaldinho ha tenido problemas para encontrar su lugar como ex jugador. El último club importante fue Fluminense donde jugó poco y nada en 2015 y un año después se fue a la India donde jugó futsal con ex estrellas como Ryan Giggs, Paul Scholes y Hernán Crespo. Estuvo solo dos partidos y se volvió a Brasil para oficiar de embajador de los Juegos Paralímpicos. Recién en 2018 su hermano anunció que se retiraba de manera oficial.
En 2015 ya había tenido problemas con la justicia cuando tuvo que pagar 8,5 millones de reales –alrededor de 2,3 millones de dólares- por la construcción de una plataforma de pesca y una estructura para atracar barcos en Porto Alegre en una reserva natural y sin licencia para hacerlo. También apoyó a Jair Bolsonaro en las elecciones de hace tres años y luego fue nombrado embajador para el turismo de Brasil.
La imagen de él con Messi, las sonrisas que tenían en sus caras eran las mismas que Dinho le sacaba a los hinchas cuando pisaba una cancha a divertirse y a divertirnos. Un hombre que sabe cuanto pesa la Copa del Mundo y también un lechón de 15 kilos.
