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Columnistas

El relanzamiento de La Cámpora y el pacto de los dueños y herederos

00Por Jairo Straccia

Los camarógrafos y productores se frotaban los ojos esta semana en los estudios del canal A24. Desde lejos, el secretario general de La Cámpora, Andrés “Cuervo” Larroque, saludó con los brazos abiertos al conductor de TV y furioso antikirchnerista “Baby” Etchecopar. Se fundieron en un abrazo y -entre sonrisas- intercambiaron bromas y hasta posaron con los dedos en V para alguna foto que captó un celular por ahí.

“A mí los que me molestan son los que todo el tiempo están cambiando de lugar, pero respeto a los que no son veletas”, le dijo a Etchecopar, de abierto apoyo a la gestión de Mauricio Macri. Alguno escuchó a Larroque recordar que era oyente de “Baby” en la radio hace como una década.

La desconcertante postal que se dio en la noche del miércoles al finalizar el programa de la periodista Romina Manguel tal vez pueda ser algo más que eso.

La organización que fundó Máximo Kirchner en 2006 y es sinónimo de kirchnerismo duro en el Frente de Todos y cuco de todos los análisis políticos de la Argentina, podría cambiar de nombre y relanzarse después de las elecciones del 14 de noviembre, en una movida que consolidaría un giro del gobierno de Alberto Fernández hacia un peronismo más tradicional y ortodoxo que busque ordenar el caos en el que se fue convirtiendo la coalición oficialista.

La organización que fundó Máximo Kirchner en 2006  podría cambiar de nombre y relanzarse después de las elecciones del 14 de noviembre.

Al menos, ésa es la información que manejan referentes del establishment, los mismos que celebran la irrupción del gobernador tucumano Juan Manzur como jefe de Gabinete y que creen que podría estar gestándose una salida peronista hecha y derecha. Un final para el experimento de gestión que nació con una vicepresidenta eligiendo al presidente, atravesó una pandemia y eclosionaría por completo si las generales confirman la derrota sacatécnico de las PASO.

Nueva York. El jefe de Gabinete, Juan Manzur, encabeza un giro al peronismo tradicional en el oficialismo.

Un posible baño de realpolitik a la menemismo de los 90 para acabar con el zig zag infinito entre sectores que amagan una radicalización que no es y los que buscan apenas cierto orden macroeconómico pero nunca terminan de golpear la mesa.

Si bien hay quienes creen que la virtual intervención de los gobernadores en la administración nacional -y de los intendentes en la provincia de Buenos Aires- podría buscar mexicanearle la gestión a Cristina Kirchner y los suyos, la novedad que empezó a latir esta semana tiene un matiz importante: ¿y si La Cámpora, tal como se la conoce, se transforma al punto de cuadrarse dentro de un gobierno justicialista sin tanto relato nac and pop? 

Tenemos entendido que La Cámpora va a dejar de ser lo que todos leen como La Cámpora, porque hasta piensa cambiar de nombre”.

Sería algo así como una vuelta a los orígenes: si es cierto que Néstor Kirchner era un peronismo más ortodoxo y que con con su viuda se abrieron etapas de más audacia y menos liturgia, estaríamos asistiendo al camino inverso con el rebranding de La Cámpora, como se le dice en el mundo del marketing a los cambios de marca e imagen que se producen para buscar nuevos públicos potenciar nuevas virtudes o borrar una imagen tan cascoteada que es irremontable.

“Tenemos entendido que La Cámpora va a dejar de ser lo que todos leen como La Cámpora, porque hasta piensa cambiar de nombre”, dice uno de los importantes empresarios que estuvieron esta semana comiendo con el jefe de Estado en la Casa Rosada, al ser consultado sobre si los puentes que tiende el Gobierno con los hombres de negocios no son un tanto gaseosos en un frente diverso donde lo que dicen Alberto y Massa y Manzur podría caer en saco roto porque lo veten la jefa del espacio y -diría un columnista de los domingos-  “La Cámpora que va por todo”.

Bueno, nada sería tan lineal.

Herederos del futuro

Diario Con Vos pudo confirmar, en la conducción de la organización, que algo se está cocinando. “Hay mucha diferencia entre los jóvenes que militan y una generación que hoy gestiona, administra presupuestos y firma decretos”, explicaron.

Se calcula que La Cámpora tiene más de 30 mil militantes. Pero al mismo tiempo, hay un ministro del Interior, como Eduardo “Wado” de Pedro, que de hecho estuvo en la comida del Salón Eva Perón y suele sentarse con los principales ejecutivos. Hay directoras en el PAMI (Luana Volnovich) y en la Anses (Fernanda Raverta). Hay intendentas, como Mayra Mendoza. Está el mismo Larroque como ministro de  Desarrollo de la Comunidad en la Provincia.

Y está el propio Máximo Kirchner al frente del bloque oficialista de la Cámara de Diputados, que cuando deja de decir “rehenes de las pantallas” también es habitual interlocutor del capital privado. “Es un tipo muy pragmático y con el que se puede hablar”, lo describen esos empresarios, que lo ven más parecido al padre que a la madre.

De hecho, como ya trascendió, Máximo hizo la previa del encuentro de Fernández con la decena de capitalistas argentos en un asado donde se gestó la mecánica que supuestamente se va a repetir cada 10 o 15 días: encuentros periódicos de la primera plana del Gobierno pero no con cámaras corporativas, sino con dueños, con accionistas, “con los que puedan decidir”, dicen. Si se viene el acuerdo social después de las elecciones, va a ser el acuerdo con las familias de los dueños del país y con sellos. Fijate quiénes estuvieron en la Rosada. Familias del poder y a lo sumo algún que otro enviado de los que no podían asistir. Dato: Luis Pagani, de Arcor, avisó desde Estados Unidos, que no podía ir. Paolo Rocca, de Techint, ni mu. Por nombrar a las patas importantes que aún faltan arrimar.

Máximo hizo la previa del encuentro de Fernández con la decena de capitalistas argentos en un asado donde se gestó la mecánica que supuestamente se va a repetir cada 10 o 15 días.

Con todo, puede ser que tenga mucho Netflix o que estoy manija porque este finde vuelve Succession, pero también puede estar naciendo el pacto social de los herederos. Los que por esas cuestiones de la sangre tienen que hacerse cargo de lo que le dejan sus progenitores. Fortunas. Poder. No son quienes la hicieron. Son quienes la tienen que administrar. No chocarla. Sacarla adelante. Porque sus padres no están, o ya están grandes. Imaginate que en dos años Cristina Kirchner tendrá 70.

Porque Máximo, el hijo del fallecido Néstor, viene manteniendo este tipo de reuniones bastante seguido con Marcos Bulgheroni, el hijo del finado Carlos, icono de los petroleros privados y capaz de negociar un gasoducto con talibanes. Además, siempre fue cercano también a Jorgito, el hijo del homónimo Brito fundador del banco Macro, que murió el año pasado en un accidente en helicóptero en Salta. A propósito, ojo Presidencia: en la lista del morfi en Gobierno pusieron que estuvo Jorge Horacio, y ése es el que murió. El sucesor es Jorge Pablo. Para la próxima.

Baby Etchecopar
Sorpresa. "Baby" Etchecopar, furioso antikirchnerista, se fundió en un abrazo con el "Cuervo" Larroque, de La Cámpora.

Pero más allá de todo, La Cámpora estaría también viviendo en definitiva su cambio generacional y tal vez sea clave para el país. “Hay muchos chicos”, dicen en la conducción que, aunque no lo diga, admite que se está burocratizando. Los costos del irse a vivir solo de la política. Crecer siempre implica sumar responsabilidades y resignar romanticismo, y más si querés tener poder y lo tenés en tiempos de escasez y restricciones.

Tampoco sería la primera vez que un espacio peronista tenga que administrar el poder entre los imberbes con ideas revolucionarias y los que se encuentran, tal vez, 20 años después, haciéndose cargo de un Estado, con sus mil problemas y limitaciones. Cómo se procese, si cambiará o no de nombre o si incluso hay alguna ruptura o desilusión, serán noticias de los próximos meses, que en todo caso acompañarán el devenir de una gestión en un contexto muy delicado y cada vez con menos margen de acción.

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