La semana pasada, la Policía de la Ciudad sacó a palazos y destruyó las casas de 50 familias en la Villa 31. Por pedido del Gobierno de la Ciudad, como explicaron amablemente desde su Ministerio de Hábitat y Desarrollo Humano, la justicia decidió dejar sin viviendas a un enorme grupo de mujeres con sus hijos. Ellas habían tomado ese terreno para escapar de la violencia de género junto a sus hijos, y las dejaron en la calle.

Las dejaron en la calle. No son las únicas. Según un censo realizado en el 2019 por el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia, el Movimiento de Trabajadores Excluidos, Proyecto 7 y Nuestramérica MP, en ese momento había 7.250 personas viviendo en la calle. Durante la pandemia, el número solamente creció, como lo puede comprobar cualquiera que camine por Buenos Aires.

En el 2020, algunas de las organizaciones que organizaron aquel censo presentaron un proyecto de ley, junto al diputado Federico Fagioli, para atender las necesidades de las personas que, por una razón u otra, carecen de vivienda. Se iba a votar hoy, junto a la Ley de Etiquetado Frontal. Los representantes de Juntos por el Cambio (JxC), junto a algunos diputados del Frente de Todos (FdT), decidieron no dar quórum y la ley no se votó.

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El proyecto de ley busca "garantizar integralmente y hacer operativos los derechos humanos de las personas en situación de calle". Para eso, el proyecto de Fagioli plantea "la promoción y orientación de una cultura y educación basadas en el respeto y solidaridad" y "la promoción del ejercicio de sus derechos políticos y su participación en la planificación", entre otras medidas. Además, propone la creación de "una red nacional de centros de integración social". Allí, trabajarían de forma conjunta las organizaciones sociales dedicadas a ese sector con especialistas en el tema. 

Este trabajo, según el proyecto, debe contar con perspectiva de género y requiere una "acción conjunta, democrática y participativa" para determinar y evaluar las políticas públicas. En esto participarían las organizaciones sociales, expertos en la temática, y las mismas personas en situación de calle.

Juntos por el Cambio cree que no legislar es ir contra nosotros como bloque. En realidad, van contra los sectores más postergados." (Federcio Fagioli, diputado) 

La ley apunta a atender los derechos de uno de los sectores más olvidados por la política. Busca hacerlo de forma democrática, con la participación de personas con mucha experiencia en la temática y pone sus políticas a cargo de organizaciones con una presencia territorial extendida.

Fagioli, el diputado que presentó el proyecto, es un dirigente político que surgió a partir de pelear por la urbanización de las villas. Sobre la falta de quórum de hoy, dijo: "Juntos por el Cambio cree que no legislar es ir contra nosotros como bloque. En realidad, van contra los sectores más postergados. Es parte de sus decisiones políticas y representa su postura ideológica". Agregó: "Se autoproclaman paladines de la República, y responden con topadoras, oponiéndose a ampliar derechos".

Estamos muy desilusionados con Juntos por el Cambio. Nos parecía importante que hoy se discuta la ley: la crisis habitacional es gravísima en todo el país." (Alejandro Valenzuela, dirigente social) 

Otra persona que apoya la ley, y se movilizó al Congreso hoy para reclamar por ella, es Alejandro Valenzuela, un dirigente de Vientos de Libertad, una organización dedicada a la lucha contra las adicciones. Su experiencia es particular: él mismo vivió un tiempo en la calle. Al respecto de lo que ocurrió hoy, Valenzuela declaró: "Nos encontramos muy desilusionados con Juntos por el Cambio. Nos parecía importante que hoy se discuta la ley, la crisis habitacional es gravísima en todo el país". Y agregó: "No podemos mirar para otro lado, exigimos que traten la Ley de Gente en Situación de Calle, sobre todo después del desalojo en la Villa 31. Repudiamos la decisión de Juntos y exigimos que se trate la ley". Estamos arrancando octubre, y la primavera es más fácil. Pero el invierno viene crudo y siempre llega. La Cámara de Diputados puede volverlo más vivible, si decide dedicarse a atender las necesidades de la gente antes que las de la política.