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Columnistas

Oscar Furlong, el argentino que rechazó a la NBA por “lírico”

Por Federico Yañez

Esta semana se publicaron dos noticias que marcan el quiebre en el básquet masculino. Por un lado, Luis Scola confirmó que no va a jugar más y se convertirá en CEO del Varese italiano, donde tuvo sus últimos minutos adentro de la cancha. Por el otro, se oficializó que Leandro Bolmaro jugará en la NBA y se convertirá en el argentino número 16 en participar en la liga más poderosa del mundo, donde Scola estuvo durante diez años. Sin embargo, el primero que tuvo la chance de debutar en la meca del basquet la rechazó “por lírico”. Fue campeón del mundo, capitán de Copa Davis y perseguido por la Revolución Libertadora. Con ustedes, Oscar Furlong.

“Pillín” nació en 1927 y desde ese momento su vida estuvo ligada al deporte, sobre todo a su club, Gimnasia y Esgrima de Villa del Parque, fundado –entre otros– por su tío Luis y su padre, que además lo presidió. En épocas donde la altura no era un activo que abundara, su metro noventa -y su talento, por supuesto- lo llevaron a destacarse en el básquet. A los 18 años debutó en el seleccionado de Capital Federal, con el que fue campeón siete veces del Torneo Argentino de selecciones.

Fue campeón del mundo, capitán de Copa Davis y perseguido por la Revolución Libertadora.

Su período de esplendor se concentró en ocho años donde fue la figura excluyente del básquet argentino, sudamericano y también a nivel global. Su debut en las grandes ligas fue en los Juegos Olímpicos de Londres de 1948, donde dejó la marca que potenciaría con los años. Argentina terminó 15° sobre veintitrés equipos, pero hizo una primera vuelta buena con triunfos sobre Perú, Egipto y Suiza, además de una derrota contra Checoslovaquia. Perdieron otro partido, pero estuvieron muy cerca de dar el golpe y ahí Oscar hizo la diferencia. Fue derrota 59-57 contra Estados Unidos, medallista de oro, y Furlong fue la figura argentina, al punto que Omar Browning, entrenador estadounidense, dijo años después que fue “uno de los mejores jugadores que vi”.

Ese torneo le abrió una puerta inesperada. En 1946 se había creado la Basketball Association of America (BAA), que en 1949 se fusionó con la National Basketball League, nacida en 1937, para dar origen en 1949 a la National Basketball Association, la NBA. Los Minneapolis Lakers, que luego se mudaron a Los Angeles, lo tentaron con un contrato para jugar en la BAA por 10.000 dólares. Como lo cuentan Alejandro Pérez y Germán Beder en su libro “El oro y el aro”, en ese entonces el jugador dominante era George Mikan, que cobraba 30.000 dólares por torneo. Pero Furlong dijo que no.

“Ni la NBA era lo que es ahora, ni yo tenía en mi cabeza la posibilidad de vivir del básquetbol. Yo jugaba porque me gustaba, nada más. Rechacé el ofrecimiento de un contrato como algo natural, no me interesó. Nosotros teníamos un pensamiento más lírico, pero eran otras épocas”, reconoció Pillín sobre su negativa al que iba a ser el mejor torneo del mundo. Encima, los Lakers se consagraron campeones en 1949, en la que hubiese sido la primera temporada de Pillín.

En la derrota ante Estados Unidos en Londres 1948 Furlong fue la figura argentina. “Fue uno de los mejores jugadores que vi”, dijo Omar Browning, entrenador estadounidense.

En 1953 se fue a estudiar a la South Methodist University de Dallas, donde además jugó, y en ese mismo año ganó el Mundial Universitario con el seleccionado en Dortmund, Alemania.

Sin embargo, su gran golpe se produjo en 1950 cuando Argentina, con el aval del gobierno de Juan Domingo Perón, organizó el primer Campeonato del Mundo con sede única en el estadio Luna Park del bajo porteño. El equipo de Jorge Canavesi, que lo había dirigido en el club y en los Juegos Olímpicos, ganó el torneo de manera invicta: en la final derrotó a Estados Unidos, que había venido con el plantel completo de los Denver Chevrolet, campeón de la Unión Atlética Amateur. Oscar, el goleador, fue elegido el mejor jugador del campeonato.

En 1951 y 1955 fue medallista de plata en los Juegos Panamericanos de Buenos Aires y México DF, pero la expectativa estaba puesta en los Juegos Olímpicos de Helsinki, donde quedaron cuartos, ya que perdieron por la medalla de bronce contra Uruguay. No hubo chance de revancha en Melbourne 1956, donde los especialistas confiaban que se podía ver una de las mejores versiones del equipo. La Revolución Libertadora había derrocado a Perón el año anterior y varios deportistas fueron proscriptos por peronistas o por ser sospechados de serlo. Tras el título de 1950, el seleccionado de básquet había conseguido del gobierno permisos especiales para la importación de autos que ellos mismos pagaron. Los militares quisieron ver ahí un halo de profesionalismo, los sancionaron y cortaron con un proceso que venía creciendo desde los años ´40.

Tras sus estudios en el extranjero volvió, montó una empresa de transportes que llevó su apellido, siguió metiéndose en el deporte y pasó al tenis. Jugó en singles y llegó a estar séptimo en el ranking nacional en la época donde la principal raqueta era Enrique Morea. “No me gustó que me obligaran a pasar al profesionalismo y me quedé en el tenis, aunque yo no era tan bueno”, cuenta Furlong en el libro Historia del Tenis en la Argentina.

Fue vocal y vicepresidente de la Asociación Argentina de Tenis y durante once años capitán de Copa Davis. Guió 19 series -un récord- y llegó a las semifinales de 1977 cuando perdió con Australia, que luego derrotó a Italia en la final.

El 3 de octubre empieza la pretemporada de la NBA y habrá cuatro argentinos buscando su lugar en la mejor liga del mundo. Será el primer año sin ningún jugador de le Generación Dorada activo. Pero siempre estará el recuerdo del primero que tuvo la chance. Y prefirió dejarla pasar.

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