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Columnistas

Argentina, decime qué se siente

Hulk

Por Federico Yañez

Esta semana Brasil logró algo inédito en la historia de la Copa Libertadores reciente: tener a tres equipos semifinalistas, que podrían haber sido cuatro si Fluminense no hubiese quedado eliminado con Barcelona de Guayaquil. El ingreso de las sociedades anónimas en el fútbol, el creciente flujo de dinero de los sponsors, las eliminaciones prematuras de los argentinos, una economía más estable y ventas millonarias instalaron la pregunta: ¿en los años que vienen habrá monopolio de esos equipos o solo se trató de un bueno año?

Hace dos semanas, Jair Bolsonaro promulgó la ley que permite el ingreso de capitales privados en el fútbol, algo que ya ocurre, con matices, en Chile, Uruguay, Colombia o Venezuela. El modelo será el alemán donde los socios tienen como piso el 51% de los clubes para evitar que las empresas se hagan con la mayoría de las acciones y evitar lo que ocurre en Inglaterra, Francia o Italia, donde ya ingresaron capitales árabes, qataríes o chinos a clubes como Manchester City, PSG o Milan.

Uno de los semifinalistas de la Copa Sudamericana es el Red Bull Bragantino, verdugo de Rosario Central en cuartos de final, que pertenece a la empresa de bebidas energizantes austríaca. En 2007 crearon el Red Bull Brasil y en 2019 se fusionaron con el Club Atlético Bragantino, para armar uno de los cinco equipos que tienen repartidos por el mundo.

 

El Red Bull Bragantino.

En 1998, cuando Pelé era ministro de Deportes, se sancionó la ley que lleva su nombre, que si bien no impulsaba las sociedades anónimas de manera obligatoria, sí permitía modelos de co-gestión con inversores.

El dinero puede ser un factor que explique un potencial dominio a futuro, no solo por las sociedades anónimas, sino también por los sponsors y la venta de jugadores. Las casas de apuestas sponsorean a 17 de las 20 camisetas del Brasileirao e inyectan un buen dinero. En Argentina no están completamente aprobadas, más allá de que hay algunas y comienzan a meterse con el fútbol, como la española Codere o Bplay del Grupo Boldt que están en las camisetas de River y Estudiantes respectivamente.

Las casas de apuestas sponsorean a 17 de las 20 camisetas del Brasileirao e inyectan un buen dinero. En Argentina no están completamente aprobadas.

Hay una fuerte presencia de bancos en las camisetas o de empresas como de Havan, la tienda departamental cuyo dueño es Luciano Hang, una de las veinte fortunas del país con casi 3000 millones de dólares y férreo defensor de Bolsonaro. Mercado Libre firmó en abril un acuerdo por 5,5 millones de dólares para estar en la espalda de la camiseta de Flamengo, pero no pauta con clubes argentinos.

En la venta de jugadores también hacen una buena diferencia. Entre los diez pases más caros de la última década, Brasil suma ingresos por 391 millones de euros, donde la más cara fue la de Neymar en 2014 a Barcelona, que pagó 88 millones. Los argentinos sumaron 268 millones y el más oneroso fue Lautaro Martínez que se fue en 2018 a Inter por 25 millones, el mismo precio que pagó el Shakthar de Ucrania en 2014 por Bernard, el décimo de la lista brasilera.

En la última década, el pase más caro del fútbol argentino fue el de Lautaro Martínez por 25 millones de euros: el mismo precio pagó el Shakthar por Bernard, el décimo de la lista brasilera.

De las últimas cinco ediciones de la Copa Libertadores, sin contar la actual, hubo tres campeones brasileros, un argentino y un colombiano. A pesar de la supremacía actual, pero sacando excepciones, al menos contra los equipos argentinos la diferencia no fue abismal en los mano a mano. Desde 2016 hasta 2021 hubo 23 series y los brasileros se impusieron en 13, pero recién pasaron al frente este año cuando ganaron las cuatro que se jugaron en octavos y cuartos. Si contamos la cantidad de equipos en semifinales de los dos torneos hay cinco sobre ocho: Flamengo, Mineiro y Palmeiras en la Libertadores, Bragantino y Paranaense en la Sudamericana. La misma cantidad de argentinos en la edición pasada: River y Boca en la primera, y tres en la otra, Lanús, Velez y Defensa, que ganó el título. Es más, el equipo de Florencio Varela fue el único que sonrió contra los vecinos, ya que le ganó la Recopa Sudamericana a Palmeiras.

Los equipos que más veces se enfrentaron a ellos en los últimos cinco años fueron River y Boca, con seis cada uno. Los de Marcelo Gallardo ganaron tres y perdieron tres, la más dolorosa, la final de 2019 contra Flamengo. El xeneize se quedó con las cuatro primeras y cayó en las últimas dos. Este año, Atlético Mineiro eliminó a Boca por penales en una serie escandalosa donde el VAR le anuló dos goles al equipo que entonces dirigía Miguel Angel Russo, pero contra el millonario ganó bien en el Monumental y lo sometió en el Mineirao con un 3-0 contundente. La figura en la ida fue Ignacio Fernández, que hasta enero era el mejor jugador de River y se fue por seis millones de dólares.

La figura en la ida de River-Atletico Mineiro fue Ignacio Fernández, que hasta enero era el mejor jugador de River y se fue por seis millones de dólares.

El otro partido donde la diferencia fue grande fue la semifinal de vuelta entre Santos y Boca en enero, cuando el Peixe goleó 3-0 en San Pablo. Después de eso, los dos equipos, como pasó con Independiente, Rosario Central, Estudiantes, Racing o Lanús, ganaron o perdieron, pero compitiendo. El único caso de real sometimiento fue en 2018 cuando Atlético Tucumán cayó por un global de 6-0 contra Gremio en los cuartos de final. Este año, a su vez, será la primera vez en 15 años sin argentinos en las semifinales de los dos torneos.

La depreciación del peso, que en 2016 arrancó cotizando 13,50 por cada dólar y hoy está en casi 170 al precio oficial, es un factor que influye. La aparición de mercados emergentes como EE.UU., Medio Oriente o el ya clásico México impide la continuidad de muchos jugadores.

Aunque el factor que se impone decisivo es la organización de los torneos. Hace diez años que la Argentina viene modificando su estructura, creó el torneo de 30 equipos, lo fue reduciendo, suspendió los descensos y el año que viene será el campeonato con más equipos del mundo, junto a la MLS, con 28. Los dirigentes se quejan por la falta de recursos, pero avalan sistemáticamente la falta de competitividad.

Eso, sumado a lo ya mencionado sobre los precios de las ventas, la inyección de dinero y ahora, la aparición de las sociedades anónimas, permite inferir que al menos en el corto plazo, Brasil va a sacar diferencia en el plano internacional. El tiempo dirá si fue una tendencia pasajera o no.