Jueves, 25 de Abril de 2024 Nubes 17.1 °C nubes
 
Lunes, 11 de Octubre de 2021 Nubes 17.1 °C nubes
 
Dólar BNA: $916
Dólar Blue: $1045
Columnistas

Haití, el país maldito del continente americano

Por Leticia Martínez

Haití es noticia internacional con la tragedia. El reciente magnicidio del presidente Jovenel Moise captó la atención mediática del mundo, casi tanto como sucedió en el 2010 con el terremoto en el cual murieron más de 200 mil haitianos. Sin embargo, los flashes se apagan a los pocos días y poco se sabe del país insular. ¿Es un territorio sumergido en una crisis eterna?

Matar al presidente

Ex militares colombianos contratados por una empresa de seguridad en Estados Unidos, sospechas sobre los propios funcionarios de Moise y pandillas al acecho son algunos de los condimentos que forman parte de la investigación sobre el asesinato del presidente, el pasado 7 de julio.

Las autoridades haitianas señalan a Christian Emmanuel Sanon, un médico residente en Estados Unidos, como el autor intelectual del magnicidio y el reclutador de casi 30 mercenarios para asesinar al presidente. La ex primera dama, Martine Moise, quien también fue atacada y debió ser trasladada a Miami de urgencia, ya regresó al país para velar a su esposo.

El presidente Jovenel Moise, asesinado el 7 de junio de 2021.

Si bien el asesinato del mandatario marca una fuerte crisis política, lo cierto es que la inestabilidad gubernamental en Haití viene de hace años. Moise, que nunca había ocupado un cargo político y era un empresario relacionado a la plantación bananera, llegó al poder en el 2017 después de unas elecciones que debieron celebrarse en dos oportunidades por denuncias de fraude.

Otra polémica más reciente se generó en febrero de este año, debido a que la oposición denunciaba que se había terminado el período de Moise. Sin embargo, el presidente no dejó su cargo por considerar que su gobierno finalizaba en el 2022. Tampoco se habían llevado adelante las elecciones legislativas, y el mandatario gobernaba por decreto.

Historia de intervenciones

Haití fue el primer país latinoamericano en independizarse. Lo hizo tras una revolución en 1804, por la cual dejó de ser colonia de Francia y el país pasó a ser gobernado por un ex esclavo, Jean-Jacques Dessalines. El destino del mandatario sería trágico, ya que fue asesinado dos años más tarde de la primera revuelta de las víctimas del colonialismo.

A los pobladores de Haití no les salió barato ser la primera nación de esclavos que se revelaba a una potencia colonial, a quienes logró expulsar y perseguir a quienes quedaban en el territorio. Eso le valió no obtener el reconocimiento de otros Estados. Francia, a cambio de reconocerlo, le impuso una “deuda de la independencia”, por la cual los haitianos debieron endeudarse con bancos franceses y estadounidenses, entre otros, y tardaron más de 140 años en pagar un monto millonario.

Cuando Haití aún no había finalizado el pago a Francia y tras una serie de asesinatos a dirigentes políticos y golpes de Estado, en 1915 fue ocupado por Estados Unidos con 300 marines.

“La obligación del pago de la indemnización a los ex colonos y esclavistas va a iniciar una relación de recolonización y de dependencia económica. Una deuda externa temprana que va a llevar a que el país tenga esa tutela hasta bien entrado el siglo XX, hasta que pueda pagar esa deuda”, dijo a Diario Con Vos el sociólogo y analista internacional argentino Lautaro Rivara, que reside en Haití.

Estados Unidos ocupó el país en 1915. Más tarde, otros marines volvieron en misiones de paz.

Cuando Haití aún no había finalizado el pago a Francia y tras una serie de asesinatos a dirigentes políticos y golpes de Estado, en 1915 el país fue ocupado por Estados Unidos con la llegada de 300 marines. La intervención, que surgió con el argumento del temor por la crisis política y el destino de las empresas norteamericanas en ese territorio, se extendió hasta 1934.

Una historia más reciente de crisis política similar a la actual y de intervención política es la de 2004. El entonces presidente Jean-Bertrand Aristide, que gobernaba para ese momento por decreto, sin poder legislativo al igual que Moise, fue secuestrado y obligado a salir del país. Fuerzas de Estados Unidos, Francia, Canadá y Chile llegaron al país bajo la bandera de la misión de paz de la ONU.

Hay una ruptura constitucional tan profunda que ya no hay mecanismos en la propia Carta Magna para establecer una transición legítima” (Lautaro Rivara, sociólogo y analista internacional argentino que reside en Haití)

Lo mismo sucedería tras el terremoto de 2010 con la llegada de más misiones. Un artículo publicado en diciembre de 2019 en The Conversation, calcula que hay al menos 265 menores de edad conocidos como los Niños Minustah, por la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití, que son hijos de soldados de países de la región como Uruguay, Brasil, Chile e incluso la Argentina, que en muchos casos habrían sido producto de la violación de mujeres haitianas.

“Actualmente se habla de una oenegización del país. Incluso, de manera irónica se lo llama Haitong. Es el país que a nivel mundial registra la mayor cantidad de organizaciones no gubernamentales por habitante y metro cuadrado: no se sabe a qué responden ni qué fin tienen”, asegura Rivara, sobre lo que algunos gobiernos denuncian como una nueva manera de intervención internacional.

Estado de crisis

Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), en Haití hay un 60% de pobreza y un 25% de pobreza extrema, además de una inseguridad alimentaria crónica en torno al 50%. En materia de seguridad, hay más de 70 pandillas acusadas de estar detrás de gran parte de los crímenes y hechos delictivos del país.

Las esperanzas de mejorar los indicadores negativos terminaron de hundirse con la llegada de la pandemia, en un país donde comenzó la vacunación hace menos de una semana. El magnicidio impactó también en las expectativas de salir de la crisis política, algo que parece cada vez más lejano. En medio de las críticas de la oposición, asumió Ariel Henry como primer ministro y se espera la realización de las elecciones el 26 de septiembre.

Jean-Bertrand Aristide, el presidente secuestrado y obligado a dejar el país en 2004.

“Hay una ruptura constitucional tan profunda que ya no hay mecanismos en la propia Carta Magna para establecer una transición legítima”, explica Rivara sobre quién debería asumir tras el magnicidio. En cuestiones de jerarquía, correspondía al titular de la Corte de Casación, René Sylvestre, pero el juez falleció apenas unos días antes por Covid. El siguiente en la lista era el presidente del Senado, pero el Poder legislativo no funciona desde enero de 2020, debido a que no se llevaron adelante las elecciones.

Para Rivara, si bien las calles de Haití están tranquilas, el deterioro político no parece tener fin con la convocatoria a elecciones en septiembre, dado que hay poca confianza en su transparencia. Lo que parece demostrar que el asesinato de Moise es solo una consecuencia más de un país marcado por la crisis.

Está pasando