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Columnistas

Emprender a los 50

Por Daniela Rago

Las Mujeres 5.0 de hoy son aquellas que se animan a vivir nuevas experiencias que se habían quedado en el tintero de la vida y convertirse en emprendedoras podría ser una de ellas.

Sí, emprender parece que está de moda. A veces por necesidad, por auténtica vocación o simplemente por ver ahí una oportunidad, las Mujeres 5.0 se suben una vez más al tren de los nuevos desafíos. Para ellas todo lo que implique un empezar de nuevo y aprender algo distinto se convierte en un objetivo a lograr.

Pero, ¿se han planteado realmente qué es emprender y en especial, emprender a los cincuenta años? Dice el diccionario de la Real Academia Española que emprender es “acometer y comenzar una obra, un negocio o un empeño, especialmente si encierran dificultad o peligro”.

Emprender es tener la iniciativa de llevar a la práctica una idea de negocio, es decir, crear una empresa y llevar a cabo la producción del bien o prestación del servicio, sin que esto quede en una mera intención.

Pero en realidad, para ellas, emprender es mucho más que eso. Es lanzarse, hacer que las ideas sucedan y saber defenderlas, apostar, ilusionarse, desafiar al fracaso, superar esas barreras que los otros nos imponen, crecer, avanzar, no quedarse quieto, caerse, levantarse, tener incertidumbre, desear que los días tengan 35 horas, estar abiertas a las oportunidades, saborear los logros y sortear las dificultades. Y sobre todo cuando creen que su tren ya pasó, su momento ya fue, cuando creen que ya es demasiado tarde.

Para ellas emprender es mucho más que eso: Es lanzarse, hacer que las ideas sucedan y saber defenderlas, apostar, ilusionarse, desafiar al fracaso.

Emprender es una aventura única con sus luces y sus sombras pero, sobre todo, es el orgullo de poder luchar por levantar algo de la nada y el miedo de saltar al vacío.

Entonces, emprender a los cincuenta implica valor, seguridad, valentía y no dejarse vencer ante un no, y menos ante el primer no. Es tener una ilusión, desearlo, crearlo y luego construir un plan para llevarlo a cabo. A veces eso no es el principio de todo si lo sabemos hacer prosperar.

Entonces, emprender a los cincuenta es mucho más que abrir un negocio o lanzar un proyecto. Es una nueva oportunidad en la vida de cada una, un nuevo camino a recorrer desde otra vivencia que le aporta sabiduría y valentía para enfrentar las dudas que nos provocan los desafíos.

A veces, la sociedad puede hacernos sentir fuera de lugar o fuera de tiempo, pero les aseguro que hay muchísimas capacidades y fortalezas que le puede aportar la Mujer 5.0 a un emprendimiento. Las empresas de hoy ya lo saben y lo valoran cada día más.

Las Mujeres 5.0 son sumamente responsables y están siempre dispuestas a seguir aprendiendo. En época de cuarentena han aprendido a manejar las redes sociales como una verdadera herramienta para vender online, comunicarse con los clientes, o las que están en los medios de comunicación, por ejemplo,  han aprendido nuevos formatos, tecnologías y maneras para que nos escuchen por todos lados.

En realidad, todo se trata de reunir tres elementos: saber, querer y poder. Y es posible que estos se vean afectados por las responsabilidades, historias de éxitos y fracasos, miedos, deseos y prejuicios. Pero solo se podrá asegurar que, sea en la etapa de tu vida en la que te encuentres y cualquiera sea tu género, se tiene que dar la conjunción de los tres factores. Llegados los 50, con los aprendizajes previos y la sabiduría de la etapa, estos elementos se potencian.

En realidad, todo se trata de reunir tres elementos: saber, querer y poder. Llegados los 50, con los aprendizajes previos y la sabiduría de la etapa, estos se potencian.

Lanzar por primera vez un negocio a esta edad implica muchas cosas: no tener que pensar en tener o criar hijos pequeños, ya tener sentadas una buenas bases familiares y económicas, no tener que cargar con costos de capacitación “obligada” u otros gastos que pueden orientarse a más temprana edad, como por ejemplo ahorrar para la compra de una casa o vehículo, entre otros. Es más, es probable que a los cincuenta años se cuente con más facilidad a disponer de ahorros para financiar un emprendimiento que a los veinticinco o treinta años.

Por otra parte, y algo no menor, cuando se trata de cualidades de liderazgo, como paciencia, confianza, resistencia, perseverancia, fuerza y ​​coraje, esos atributos suelen aparecer un poco más tarde en la vida. El conocimiento y la experiencia, después de todo, se acumula a lo largo de la vida y es algo fundamental para forjar el espíritu emprendedor.

Estos hallazgos parecen indicar que no solo no es demasiado tarde para comenzar, sino que quizás sea realmente inteligente comenzar un negocio después de los cincuenta, especialmente para las mujeres.

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