Tras 13 años de silencio, la cantante dará su testimonio para exigir que su padre deje de ser el responsable de todas las decisiones vitales y artísticas que toma.

Britney lleva 13 años sin poder tomar decisiones propias sobre sus cuentas o su carrera artística. Esta situación se dio a conocer luego de la emisión del documental Framing Britney Spears cuando la sociedad empezó a preocuparse por la falta de libertad de la cantante.

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Tanto que el movimiento #FreeBritney, que hasta entonces era poco más que una broma entre sus fans, se convirtió en un reclamo de alcance mundial que ayudó a visibilizar el sometimiento y explotación de Britney desde su niñez por su parte de su padre Jamie Spears.

La petición fue aceptada por los jueces, y fijaron para el próximo 23 de junio como la fecha para escuchar lo que la cantante tiene que decir. Una noticia que ha sido recibida con expectativa especialmente por sus fans, que confían que si todo sale bien para Britney por fin tendrán la oportunidad de volver a verla sobre los escenarios.

Britney Spears lleva desde 2008 viviendo bajo el control de su padre, al que los jueces le han otorgado su custodia repetidamente. Pero en 2019 la situación empeoró, cuando la cantante fue ingresada por tercera vez en un centro psiquiátrico. Entonces se dijo que el motivo había sido “una crisis nerviosa” por la mala salud de su padre, pero ella contó que fue él quien la ingresó por vía judicial después de que saliera a comer una hamburguesa con su novio sin que su tutor lo supiera.

Según fuentes cercanas a ella, Spears había tomado la decisión de no sacar más discos ni hacer más giras hasta que tuviera total libertad y, sobre todo, para evitar que su padre se siguiera enriqueciendo a su costa. Sin embargo, la artista recibe una paga semanal de 1.500 dólares, y su fortuna personal se estima en más de 200 millones de euros.