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Sociedad

Eutanasia: la historia del médico argentino condenado en España

Marcos Hourmann eutanasia

Marcos Hourmann, médico cirujano cardiovasular, fue condenado en España en 2005 por practicar la eutanasia en una mujer de 82 años que sufría varias patologías graves. "Primero intenté sacarla adelante, pero la hija me llamó desesperada diciendo que ya no podía ver más a su madre así. En ese momento dejé de ser médico y fui humano", relató en Radio Con Vos.

La paciente había llegado de urgencia al hospital de Móra d’Ebre con cáncer de colon terminal, diabetes, hipotensión, taquicardia, hemorragia digestiva y signos de infarto miocárdico. "Me pidió morir en dos oportunidades. Primero no le hice caso, pero dos horas después la situación médica se hizo muy irreversible. Ante un segundo llamado de la hija, la medicina no podía hacer más nada y cumplí con el pedido de su familia. La sedé y la ayudé a morir de una forma muy rápida", recordó con Ernesto Tenembaum.

La familia nunca me denunció, pero a partir de ahí empezó una persecución del hospital. Me echaron y armaron un proceso judicial por homicidio, como si fuera un asesino. Me pedían 10 años de prisión.

Esta semana, España aprobó hoy la ley que despenaliza la eutanasia y el suicidio asistido. Así, se convirtió en el cuarto país europeo que permite la muerte asistida. "Creo que el sufrimiento es innecesario cuando hay un pedido explícito. No tiene sentido ninguna prolongación. Yo defiendo la libertad de la persona", opinó el médico.

La norma exige que la persona sea capaz y consciente al hacer la petición, que debe formular por escrito “sin presión externa” y repetir 15 días más tarde. El paciente tiene que estar atravesando una enfermedad incurable, con sufrimiento físico y psicológico continuo. Luego, debe ser consultado con su médico habitual y con una segunda opinión de un especialista sobre la patología en cuestión. El pedido debe pasar por comisiones evaluadoras y si consideran que se cumplen todos los requisitos médico-científicos y humanos, se aprueba la solicitud.

Generalmente, cuando la gente pide acabar con su vida no es un proceso de uno o de diez días de terapia intensiva.

"Esto se suele dar en pacientes que tienen enfermedades crónicas y lo van decrepitando poco a poco, se hacen pis y caca, no reconocen a sus hijos. La decisión de morir en esas circunstancias es un proceso muy interior. Nadie quiere morir, morirse no es nada agradable", planteó Hourmann en ¿Y ahora, quién podrá ayudarnos?.

Además, sostuvo que la ley también debería permitir la eutanasia en casos que no sean terminales. "¿Por qué hay que esperar a que esté en estado terminal? Yo defiendo la libertad individual ante una enfermedad incurable, aunque no sea terminal. Yo decido cuándo quiero irme. ¿Por qué tengo que irme cuando tú lo decides como médico, juez o político?", se preguntó. "Nadie te obliga a hacer esto. Lo que no se puede es obligar a un individuo que sufre continuamente ante una enfermedad incurable –concluyó–. El sistema no puede decirle cómo y cuándo va a morir".