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Géneros

¿Está bien escrachar a los que mandan fotos de desnudos en redes?

La violencia hacia las mujeres y el machismo es un problema presente en diversos ambientes. Uno de ellos es la web. Los espacios digitales aún no están diseñados para evitar situaciones de acoso o amenazas. Además, en la legislación argentina vigente la violencia de género a través de internet aún no es debidamente contenida.

La periodista Josefina Pouso hizo pública una situación de violencia virtual que es moneda corriente para las mujeres en plataformas digitales. Reveló que un seguidor, que ya había enviado mensajes de manera insistente, le mandó una foto completamente desnudo con su miembro en primer plano.

Ante esta situación, la periodista realizó un descargo en sus historias de Instagram: “Esto vivimos las mujeres de forma sistemática, ahora también en redes… la primera vez que vi una chota erecta fue la de un tipo que me preguntó desde su auto algo y cuando me acerqué para responderle estaba desnudo de la cintura para abajo… yo tenía 9 años”.

Esto vivimos las mujeres de forma sistemática, ahora también en redes…".

“No paro de recibir comentarios de otras compañeras y amigas que están en situaciones similares. Esto lo venimos viviendo desde que tenemos uso de razón… Las redes sociales quizás permitieron que gente que aún es más cobarde lo realice también. Hablo de cobardía porque las veces que he tenido que enfrentar a alguno en alguna acción similar en vivo y en directo suelen ser bastante cagones. Pero no eso no implica que una no se cague hasta las patas”, continuó.

Escrachar al agresor o no

En diálogo exclusivo con Diario Con Vos, se le consultó sobre el caso a Marina Benítez Demtschenko, abogada y presidenta de la fundación Activismo Feminista Digital: "estamos ante un caso de ejercicio de poder. Lo que disfruta quien manda la fotografía de su pene es la incomodidad. De alguna manera expresa 'si quiero lo hago', 'si quiero te muestro y disfruto de tu incomodidad de tu sensación de desprotección y de tu miedo'. Es exactamente la mentalidad de quien exhibe sin prurito en la vía pública. Entendiendo que internet propicia el espacio web, que es un ámbito público, podemos entender que este tipo de cuestiones se están dando en un espacio público".

Considerando lo anterior "las respuestas a estos delitos son multas, que hace que estas conductas sean vistas como algo menor. Acá es donde vemos la necesidad de repudiarlo y de tener una respuesta que esté a la altura. Cuando no la encontramos recurrimos al carril del escrache".

"No es ni correcto ni incorrecto, muchas veces sentimos que es la única manera en la que conseguimos una reacción. Exponer al agresor es sacarlo de las sombras y de la impunidad", continuó.

Muchas veces sentimos que es la única manera en la que conseguimos una reacción".

¿Qué dice la ley argentina?

En Argentina existe un "gran vacío normativo", explicó la abogada "La Ley de Delitos Informáticos está absolutamente desactualizada, por ende el código penal también", aseguró. La última actualización referida al tema fue en el 2019, con la incorporación de la "pornovenganza" como un delito informático en el código penal. De esta manera, la difusión de contenido sexual o erótico en Internet sin consentimiento está penado con 6 meses a 2 años de prisión o una multa económica.

El resto de las actualizaciones refieren a los menores de edad, como la Ley 26.904 contra el grooming, que no aplican a mujeres adultas. No existen herramientas similares para actuar ante amenazas, acosos manipulación de la información, extorsiones, ataques troll o vigilancia y rastreo.

Otros estatutos a los que se puede recurrir, aunque no contemplen a la violencia digital o telemática, son a la Ley de propiedad intelectual, el Derecho a la Imagen o la Ley de Protección Integral a la Mujeres.

"Mi fundación presentó en 2018 su segundo proyecto de ley, en donde pidió que se incorporen a esta ley (de Protección Integral a la Mujeres). Tiene media sanción en diputados y está esperando su tratamiento en el senado. Aletargado, muy lento, no se le da nunca el tratamiento que amerita. No es falta de preocupación sino con el desconocimiento de todo lo que implican las tecnologías", detalló Demtschenko.

La responsabilidad de las plataformas

La abogada asegura que las formas de violencia son infinitas e imparables a través de la web porque van adquiriendo formas distintas a medida que los recursos tecno digitales van avanzando. Por ejemplo, una práctica recurrente en el último año es la publicación de videos íntimos o de fotografías públicas tomadas de cuentas aleatorias y colocadas en portales pornográficos, como si fueran catálogos. "Se instauró muchísimo la videograbación de violaciones a mujeres y la difusión de violaciones en grupo. Nunca dejan de reinventarse y de recrudecerse", explicó.

Se instauró muchísimo la videograbación de violaciones a mujeres y la difusión de violaciones en grupo".

Ante estas situaciones Demtschenko remarca la importancia de la alfabetización y del uso de los tecnicismos correctos para que las plataformas puedan accionar de manera correcta. Afirma que las redes sociales se encuentran trabajando y generando campañas de concientización para minimizar el daño que pueden sufrir las usuarias.

"Puedo asegurar, por un contacto directo, que están colocadas actualmente en un lugar de preocupación y de búsqueda de articulación de sectores de la sociedad civil con asociaciones no gubernamentales para poder asistirnos mutuamente. Detectan la creciente violencia machista en las redes sociales y se ven en este juego difícil de resolver con la colisión con la libertad de expresión", subrayó.

"En cuanto a las modificaciones de las políticas de privacidad o de los términos y condiciones lo que hacen es ajustar y facilitar las categorías de reportes para que quienes se sientan afectadas puedan ver su reclamo resuelto velozmente. No toda vía de reporte para las plataformas aplica a cualquier caso lo que retarda muchísimo la respuesta de los equipos que están detrás", detalló.

También indicó que "no siempre las plataformas están llamadas a actuar porque gran parte de lo que proponen es que la comunidad misma se autoregule, es decir, le pasan la pelota a la comunidad digital".

Los agresores son los que están más cerca

Según datos del 2017 provenientes de la fundación, la franja etaria atacada de forma más severa es la que va entre los 22 y los 35 años, seguida por el segmento ubicado entre los 36 y los 45. Además, las denuncias por suplantación de identidad, calumnias e injurias, amenazas o violación de datos personales representan el 39,68% de las denuncias relacionadas con delitos cometidos a través de medios informáticos. En 2016, había entre cuatro y cinco denuncias diarias por robo/publicación de imagen y videos íntimos, viralizados principalmente en Facebook y sitios de pornografía.

Cabe destacar que estos datos no son oficiales y que la fundación reconoce que estas estadísticas informales “no demuestran acabadamente la cantidad de violaciones a la intimidad y privacidad de las mujeres en Internet”. Actualmente, aseguran que en más del 57% de los casos los agresores son ex parejas u hombres cercanos. "La violencia digital no escapa a la idea de que los agresores son los que están más cerca", aseguró.

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