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"La gracia de Dios te va a salvar": una mujer fue abusada por un exsacerdote a los 12 años

Durante 15 años, Mailín Gobbo fue abusada sexualmente por el ex sacerdote Carlos Eduardo José, fallecido a principios del 2021. La mujer, hoy de 33 años, acababa de cumplir los 12 cuando escribió "Llevame, Jesús" en su diario íntimo. Su familia se acercó a hacer una denuncia al Obispado de San Martín en 2009, pero la respuesta que obtuvo fue que guardara silencio. "La gracia de Dios te va a salvar", les dijeron. Veinte años después, finalmente comenzó el juicio que Mailín espera desde 2007. "El sistema está hecho para que uno no continúe con las denuncias", explicó en Radio Con Vos.

No era consciente de que estaba siendo abusada

En un contexto en el que no abundaba la información y todavía persistían muchos tabúes, la Mailín adolescente no era consciente de que estaba siendo abusada. El día de su cumpleaños número 12, su madre encontró la entrada que había escrito en su diario íntimo y comenzó a llevarla a distintos psicólogos.

En diálogo con Ernesto Tenembaum, Mailín contó que el ex sacerdote la sacaba del aula con la excusa de la confesión: "Me llevaba a una oficina y mientras me confesaba, me tocaba mis partes íntimas y me hacía sentar encima de su pene erecto. Él era intimo de la familia, era como un tío. A veces venía a mi casa y, con la excusa de que yo estaba con depresión, me llevaba a la habitación y volvía a hacer lo mismo".

Mientras me confesaba, me tocaba mis partes íntimas y me hacía sentar encima de su pene erecto".

Recién a los 17 años pudo empezar a desnaturalizar estos episodios, pero la relación familiar que existía con José le generaba dudas e inseguridades. "Él era tan carismático y querido por todo mi entorno que yo creía que estaba equivocada", recordó. Los abusos continuaron hasta el 2008, cuando Mailín pudo recordar una situación en la pileta que ocurrió entre sus 10 y sus 12 años. "Con la excusa de enseñarme a nadar, me agarraba y me tocaba debajo de la malla. Una de las secuelas que me quedó era que no podía tocar el fondo de la pileta porque me daba asco, pero no sabía por qué", explicó.

La primera denuncia

En 2017 radicó su primera denuncia ante la justicia y ayer fueron los alegatos. Sin embargo, casi diez años antes su familia se había acercado al Obispado de San Martín. Pero no encontraron la ayuda que esperaban. "La iglesia mira para otro lado, no acompaña. De hecho, lo han ocultado, porque a partir de mi relato trasladaron a José a Azul pero no los notificaron del motivo. No siento ningún tipo de reparación. Un obispo me dijo que la gracia de Dios me iba a salvar y que no lo divulgara", subrayó.

Hoy, Mailín espera que se haga justicia, pero siente que el sistema está hecho para que las personas denunciantes terminen retirando las acusaciones. De todos modos, afirmó que el ser escuchada y acompañada es reparador.